"Rezamos para que esta vez se nos considere un asunto urgente y entremos en servicios mínimos", dice un empresario que prepara la entrada de un nuevo inversor para salir del concurso de acreedores. A comienzos de año ya perdió una oportunidad por la lentitud con la que se manejaron ciertos trámites a causa de la huelga de letrados que finalizó al borde de la Semana Santa. Tiembla de nuevo a raíz del recrudecimiento del conflicto de los funcionarios de Justicia, que amenazan con parar indefinidamente la semana que viene.
"Lo primero es respetar el derecho del colectivo a ir a la huelga. Llevan años con estas demandas, no es algo nuevo. Pero sí es cierto que encadenar tantos parones está teniendo consecuencias muy graves en la gestión de los concursos". Habla Unai Olabarrieta, vicepresidente de la Asociación Profesional de Administradores Concursales Aspac. Y recuerda que, aunque la situación se normalizó en abril, ya la huelga de letrados de la administración de justicia hizo daño y retrasó mucho los procesos.
Apenas ha dado tiempo a recuperar el ritmo cuando vuelven a brotar paros dentro del entramado judicial, con amenaza además de convertirse en huelga indefinida a partir del día 22. Todo ello con el propio estamento de jueces y fiscales también al borde de la ruptura con el Gobierno central.
En los primeros meses del año apenas se podía siquiera dar inicio a los procesos concursales. El retraso es importante incluso en unos tribunales de lo mercantil como los vascos que tienen fama de bastante ágiles, y tiempo es precisamente lo que no tienen las empresas concursadas. "Un concurso pedido por mí en diciembre se declaró en marzo. Son 50 trabajadores a los que no puedes despedir aunque tengas un acuerdo. Son 50 personas que no pueden cobrar", dice Olabarrieta.
El daño es "muy profundo"
Normalmente la salvación de las empresas en concurso, en los casos en que esta es posible, pasa por acometer podas que reduzcan el gasto y la deuda. Y ese proceso requiere de un gran número de trámites y formalidades que normalmente pasan por el juzgado. Y la incertidumbre es el gran enemigo de los inversores que pueden estar interesados en dar continuidad al proyecto.
Olabarrieta asegura que, aunque no sea responsabilidad de los trabajadores, el daño que están haciendo los conflictos en la administración de justicia es "muy profundo" y reclama una resolución rápida de los mismos. Los propios recursos a sentencias desfavorables quedan taponados por el atasco en los tribunales. Y, otra vertiente del problema, los despachos de abogados están viendo mermada su facturación por la ralentización y el menor número de procesos.
En estos momentos hay en Euskadi empresas históricas atravesando el desierto del proceso concursal como Matrici, que va camino de cumplir un año en esta situación, o Microdeco, por citar algunos ejemplos, además de un sinfín de pymes de menos tamaño. Un amplio porcentaje de empresas que entran en estos procesos acaban bajando la persiana correspondiendo las excepciones normalmente a las compañías de mayor tamaño. En el primer trimestre de 2023 Euskadi registró algo menos de medio centenar de nuevos concursos, un 32% menos que en el arranque del año pasado.