Este lunes arranca el cuarto y último día, por el momento, de huelga en Michelin. Su seguimiento, tal y como ha ocurrido los tres días anteriores se prevé elevado y es que a los sindicatos convocantes, ELA, LAB, CGT y ESK, se les suma ahora el respaldo de CCOO, UGT, CSIF y CSM, después de que el comité intercentros de Michelin rechazara por unanimidad el pasado viernes la propuesta de renovación de convenio colectivo presentada por la empresa. Este apoyo deja un panorama complicado en la planta alavesa, situación que, según apuntan la mayoría de sindicatos, está abocada a las huelgas.
Las últimas semanas no han sido fáciles en la planta de Michelin Vitoria. Cuatro huelgas con un seguimiento de más del 90%, multitudinarias manifestaciones y una división sindical que se resolvía el pasado viernes, después de que los sindicatos mayoritarios anunciasen su apoyo total a la parte sindical que había iniciado protestas el pasado 5 de junio por el convenio. Un convenio, caducado desde el 31 de diciembre y que afecta a los 3.500 trabajadores de la factoría, que a su juicio “es insuficiente”.
Y es que, si bien la propuesta de la dirección de Michelin pasaba por una subida salarial del 5% para este 2023, del 3% para 2024 y del 2% para 2025 y 2026, e incluía una cláusula que permitiría subir otro 2% cada dos años si en función del incremento del IPC; la parte sindical va más allá, piden que este incremento salarial esté basado y relacionado directamente con los resultados de la empresa - en 2022 el fabricante de neumáticos incrementó su beneficio neto un 8,9% respecto a 2021, alcanzando los 2.009 millones de euros; y, según anunció, este año prevé obtener un beneficio operativo superior a los 3.200 millones de euros, es decir, en torno a un 6% superior al de 2022- y que se aborden además otros puntos como la reducción de jornada, el teletrabajo o la supresión del salario de ingreso del convenio para que no exista una doble escala salarial.
Fin a la división sindical
Esta última propuesta lanzada por la dirección el pasado 23 de mayo ha sido foco de conflicto entre la parte sindical. Ya que, mientras que CCOO -presidente del comité, con 4 delegados de 13- y UGT -con 2 delegados- pedían tiempo para consultarla en distintas asambleas en los centros de trabajo; ELA, LAB, CGT y ESK, mostraron un rechazo directo a la oferta y convocaron 4 huelgas los días, 5, 7, 10 y 12 de junio.
Las tres primeras han sido seguidas multitudinariamente por los trabajadores de la planta, resultando en un seguimiento superior al 90%, la parada total de la factoría y cuatro sindicatos que pedían unidad sindical ante “la propuesta completamente insuficiente”. Llamada a la unidad que CCOO rechazaba y abogaba por “tiempo para consultarlo con sus afiliados”, argumentando además que este movimiento de protesta podría suponer una ruptura dirección-sindicatos en vistas a nuevas negociaciones.
Sin embargo, esta división se rompía el pasado viernes cuando el comité intercentros, varias protestas y asambleas después, rechazaba por unanimidad la propuesta de renovación del convenio; y así, los sindicatos mayoritarios mostraron su apoyo a las movilizaciones del día 10 y 12 e instaron a la compañía a seguir negociando o se “llevarán a cabo paros de 24 horas los días 19 y 23 de junio en todas las plantas”.
“Se le ha instado a la empresa a que recapacite porque el objetivo para CCOO es alcanzar un convenio, no un conflicto. Emplazamos a la empresa a que en un plazo de 3 días se vuelva a sentar en la mesa y retomemos el diálogo. Si esto no sucediera la negociación continuará en la confrontación y huelgas”, reconocieron fuentes de CCOO.
¿Mismo escenario que Mercedes?
Este escenario de protesta recuerda al ya vivido en la fábrica de Mercedes Vitoria, cuyo convenio se estuvo negociando año y medio y que acabó siendo sellado en julio de 2022 tras numerosas manifestaciones y protestas. Y recuerda no solo por el elevado número de trabajadores al que afectaba el convenio -Mercedes y Vitoria son las dos grandes fábricas de Vitoria, la primera con 5.000 trabajadores y la segunda con 3.500, que juntas rozan el 10% del PIB de Euskadi-, sino también por la complejidad de la negociación y las diferencias entre bloques sindicales.
En este caso, la confrontación entre sindicatos y con la dirección derivó en una larga negociación, cuyo momento álgido tuvo lugar en verano; algo que también tendría probabilidad de pasar en Michelin. Habrá que esperar a la respuesta de la dirección ante la propuesta de CCOO de retomar el diálogo, y cómo, en caso de negativa, se sucederá la temporada estival en la planta alavesa.