Dos grandes empresas vascas como son ITP Aero y Gamesa culminaron formalmente el proceso para pasar a manos de sus nuevos propietarios extranjeros el año pasado. La entrada de dinero de otros países a Euskadi se disparó así por encima de 5.500 millones de euros en 2022, repartidos básicamente en tres operaciones: la compra de ITP por Bain Capital, la de Gamesa por Siemens y, asociada a esta última, la venta por parte de la eólica de Zamudio de una parte de su negocio a la británica SSE Renewables.
Desde luego no es normal que un mismo ejercicio concentre varias operaciones de este tipo, de máximo perfil a nivel corporativo. Al margen del impacto que vaya a tener en el desarrollo del negocio de ITP y Siemens Gamesa la entrada de nuevos socios (por ahora ambas apuntan tendencias bien distintas) es evidente que esos más de 5.000 millones de euros, que colocaron a Euskadi como la segunda comunidad autónoma con más volumen de capital captado solo por detrás de Madrid, marcan un techo difícil de volver a tocar.
Pero más allá de que 2022 fue un año atípico, lo cierto es que los números de 2023 son por ahora muy pobres también si se comparan con las de los ejercicios previos. Las ventas de ITP y Gamesa confirman que Euskadi cuenta con empresas atractivas para las grandes multinacionales y fondos extranjeros pero en cierto modo distorsionan la medición real de las inversiones con fines productivos, enfocadas a impulsar el proyecto, que hacen las compañías foráneas en sus posiciones vascas.
En cualquier caso, seca la cascada de millones asociada a ITP y Gamesa, los números de inversión extranjera regresan a la realidad. Según los datos del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo en el primer trimestre llegaron a Euskadi apenas 20 millones de euros procedentes de otros países, un 93% menos que en el mismo periodo de 2022 precisamente por esos movimientos atípicos comentados anteriormente. Euskadi regresa así a posiciones traseras entre las comunidades autónomas en cuanto a inversión extranjera, lejos por ejemplo de los 6.700 millones de Madrid o, por hacer una comparación con un territorio de nivel más similar, los 2.000 millones de inversión bruta de la Comunidad Valenciana.
Otras ventas: Ingeteam y Gamesa
Si el año pasado las grandes inversiones en el tejido empresarial vasco procedían de Alemania (Siemens), Estados Unidos (Bain Capital) y Reino Unido (SSE Renewables), en este inicio de 2023 esos 20 millones se reparten de manera muy equilibrada entre Austria, Suecia, Alemania y Estados Unidos. Por sectores destacan las operaciones en el sector maderero, informática, telecomunicaciones y comercio, ninguna de volumen superior a 6 millones de euros.
Queda año por delante y, en ese sentido, lo lógico es que el balance vaya engordando a medida que se actualicen las estadísticas del Ministerio de Industria. Primero porque la propia Siemens Gamesa tiene en venta media docena larga de plantas productivas que, en principio, deberían adjudicarse antes del 31 de diciembre. De hecho se esperaba que la operación estuviera ya cerrada antes del verano, en todo caso antes de la finalización del ejercicio fiscal de la eólica de Zamudio a 30 de septiembre, aunque a estas alturas y teniendo en cuenta las zozobras que rodean al negocio ya nada está claro.
Por otro lado Ingeteam ha anunciado hace unas semanas que vende a la británica RES su filial de mantenimiento y servicio de parques eólicos, con un total de 1.600 trabajadores. Es una operación de peso, si bien el importe de la compraventa no ha trascendido. No está claro en todo caso que estos millones vayan a incluirse en el flujo de inversión extranjera en Euskadi al estar la sede de la filial vendida en Albacete. Además este mismo jueves CIE Automotive anunciaba el traspaso de su negocio de forjas en Alemania por 55 millones para "redirigir recursos".
Son movimientos por tanto que pueden contribuir a recuperar los niveles de gasto para situarlos en cotas más similares a las de años previos al boom de 2022. Y es que en 2021 la inversión extranjera también fue muy relevante, más de 1.500 millones de euros, impulsada por la entrada del fondo sueco EQT en Solarpack. En el año de la pandemia la inversión fue de 900 millones y en 2019 de algo más de 500, marcas ya más accesibles.