La colocación del aerogenerador flotante Demosath en Bimep, en Armintza, pone sobre la mesa de nuevo la contradicción con la que conviven las empresas vascas volcadas en las renovables. Pese a contar con un ecosistema productivo muy potente a nivel de infraestructura para este negocio, Euskadi presenta grandes resistencias a la hora de hacer crecer proyectos propios de generación de energía verde, en especial eólicos.
El de Saitec es el último caso de éxito que puede verse en esta encrucijada. Por ahora los POEM (planes de ordenación del espacio marítimo) dibujados por el Gobierno central reservan a la costa vasca únicamente zonas de generación eólica offshore experimentales. Es decir, no hay inconveniente en que la ingeniería de Leioa desarrolle, en torno a 2026, ese parque eólico de 45 megavatios (serán tres aerogeneradores de 15 MW, con aspas tan largas como un campo de fútbol) que cogerá el testigo de esta fase de pruebas que abre ahora Demosath, pero si nada cambia no tendrá fines comerciales.
La propia compañía vizcaína, que va a ser la primera en España en conseguir volcar a la red electricidad generada desde un molino flotante, hace referencia a su vocación internacional cuando se le cuestiona por el recorrido que puede tener su proyecto en Euskadi. En la comparecencia de este viernes, el responsable de operaciones de Saitec, David Carrascosa, señalaba a los medios que no está cerrada la puerta a poder contar en las aguas vascas con zonas para instalar parques comerciales, aunque lo cierto es que de momento son otras comunidades autónomas como Galicia, Cataluña o Canarias las que, por su mayor potencial eólico, se llevan la mejor parte de la tajada.
"Seguiremos impulsando que eso pueda suceder", decía Carrascosa sobre las posibilidades de que el Ejecutivo central entregue a Euskadi nuevos espacios para la comercialización de eólica offshore. Por ahora el propio Gobierno vasco ha querido mantener la cautela y dejar abierto un interrogante en el Plan Territorial Sectorial (PTS) de renovables sobre el peso que tendrá la eólica marina en el mix energético de Euskadi a medio plazo. Sí se cuenta con el despegue definitivo de la eólica terrestre al calor del aluvión de nuevas iniciativas pero sobre la offshore es preferible no hacer aun planes.
Navacel, Vicinay o Euskalforging
La única certeza en estos momentos es que no son pocas las empresas que, precisamente por las expectativas que genera la eólica marina en todo el mundo, se han volcado en este negocio. A las firmas referentes como Haizea Wind o la propia Saitec hay que sumar una larga cadena de proveedores que participan en este tipo de proyectos como Navacel, Vicinay o Euskalforging y que sin duda recibirían un gran espaldarazo si Euskadi consigue explotar a nivel de aprovechamiento del viento marino.
Navacel, dedicada a la fabricación de estructuras flotantes de grandes dimensiones, se encuentra en proceso de ampliación de sus instalaciones de Erandio mientras que el grupo Vicinay, tras atravesar una delicada situación financiera, resurge cargada de proyectos asociados a la eólica offshore, entre ellos el propio Demosath de Saitec.
En cuanto a la progresión que puede tener la ingeniería vizcaína en casa, lo cierto es que la tecnología Sath ha cosechado una importante atención política y mediática (el aerogenerador fue bautizado en su día por la ministra Teresa Ribera), lo que a su vez puede ser una llave de cara a esa reconfiguración de los POEM más favorable a Euskadi.
En todo caso como remarcaba Carrascosa, aunque Bimep se mantenga como laboratorio, lo cierto es que la firma que encabeza Javier Urgoiti se juega las alubias fuera, primero en esas comunidades autónomas con condiciones más favorables, caso de Galicia o Cataluña, y luego a través de esas alianzas internacionales con gigantes como la alemana RWE Renewables o la japonesa Kepco. Nombres que dan cuenta de las expectativas que está despertando Demosath entre los grandes del mercado y que abren nuevas puertas en EEUU, Asia-Pacífico o Australia.