En los últimos meses, a dos históricas empresas de la automoción les han sobrevenido las peores noticias, el cierre de sus respectivas plantas. El grupo Stellantis anunciaba el 1 de septiembre el cierre de la fábrica de Urduliz Mecaner, fabricante de troqueles. Por otro lado, tras entrar en concurso de acreedores y aplicar un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) en julio, a finales de septiembre, Glavista —especializada en lunas y techos solares para automóviles—, anunció un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) para su planta en Llodio (Álava). En total, están en juego 384 puestos de trabajo entre ambas fábricas, 144 de Mecaner y 244 de Glavista.
La decisión respecto a la planta de Mecaner pilló por sorpresa a ELA, sindicato que, junto con LAB, ESK y CCOO, conforma el comité de empresa. Tiempo antes de que se anunciara esta decisión, ELA ya denunciaba que la dirección del grupo estaba sometiendo a la planta a un "proceso continuado de vaciado de carga de trabajo", así como al desvío de pedidos a otros grupos de trabajo. Desde el sindicato mantienen que la planta de Mecaner Urduliz "es viable" y los trabajadores no comparten que el cierre se deba a causas productivas y económicas como apunta la dirección. En este sentido, señalan que, tanto Mecaner como la multinacional francesa, acabaron 2022 con resultados positivos. En concreto, Stellantis cerró el ejercicio del pasado año con un beneficio de 16.779 millones de euros en 2022, lo que supone un incremento del 26% respecto a 2021.
Más de un mes después del anuncio del cierre, los trabajadores de Mecaner denuncian que siguen sin noticias de Stellantis, la multinacional francesa que incluye las marcas de coches Peugeot, Citroën, Fiat, Chrysler, Opel, Jeep, Alfa Romeo y DS. Llevan tiempo insistiendo en tener una reunión con la empresa para "aclarar todos los puntos pendientes", pero, de momento, no se ha producido. "El objetivo de los trabajadores es, a nivel interno, abrir la vía de comunicación con el grupo francés y a nivel externo implicar a las instituciones y que estas formen parte activa en nuestra defensa", señalaba el portavoz de LAB, Unai Mirasolain, en declaraciones a Crónica Vasca.
La situación de Glavista es bastante similar y aunque hace unos meses parecía que existía algo de esperanza, lo cierto es que la continuidad de esta empresa también peligra. El fondo de inversión suizo Parter Capital —propietario de Glavista desde 2020, cuando Guardian vendió su división de parabrisas—, había alcanzado recientemente un acuerdo con la firma industrial Amine para la venta de la fábrica alavesa. Un acuerdo que, pese a que parecía muy sólido, no se llevó a cabo. Desde el sindicato ELA reprochan a Guardian que no se haya materializado por negarse a vender los terrenos en los que se ubica Glavista, de los que sí conserva su propiedad.
Una noticia que la plantilla recibió con resignación. Aseguran que no conocen los motivos por los que Parter Capital aceptó una oferta para después rechazarla y por qué Guardian ha bloqueado la venta de los terrenos. Recientemente, un juzgado de Vitoria decidió paralizar de forma temporal el periodo de consultas de este ERE para estudiar la petición de ELA, que había solicitado la presencia del actual propietario, Parter Capital, y del antigua, Guardian. Finalmente, el juzgado ha dado la razón al sindicato y obliga a ambos a estar presentes durante las negociaciones.
Sucesivas movilizaciones
Desde que se conocieron las noticias, las plantillas de ambas empresas han llevado a cabo varias movilizaciones a modo de protesta. Este pasado jueves, a las ya realizadas con anterioridad, los trabajadores de Mecaner sumaban una nueva manifestación, esta en Bilbao, para reclamar el mantenimiento de la planta. Tras la marcha, realizada en la cuarta jornada de huelga, los trabajadores se reunieron con responsables del departamento de Industria del Gobierno vasco para reclamar medidas que eviten el cierre de la compañía e hicieron un llamamiento a las instituciones vascas para que "defiendan" el mantenimiento de Urduliz.
Por su parte, los trabajadores de Glavista también han llevado a cabo varias concentraciones durante los últimos meses. En julio, el propio Ayuntamiento de Llodio mostró su solidaridad con la plantilla y representantes del consistorio leyeron una declaración institucional en una de estas concentraciones. A principios del mes de octubre, varios trabajadores llevaron a cabo un encierro en las instalaciones de la empresa y, días más tarde, continuaron con las movilizaciones, entre ellas, una manifestación por las calles de Llodio.
Fábricas históricas
El cierre de Mecaner, fundada en 1961, tendría un gran impacto económico tanto en el propio Urduliz como en la comarca. "Hay muchos vecinos de pueblos cercanos que trabajan en esta fábrica. En una empresa histórica en la comarca", recalcaba en el mes de septiembre a este diario el portavoz de LAB.
Con el cierre de Glavista se pondría fin a los 90 años de trayectoria de una mítica fábrica en la elaboración de vidrio para automóviles.