Las plantas vascas de Celsa esperan con tensión la llegada del ansiado socio industrial tras el reciente aterrizaje del nuevo CEO de la compañía, Jordi Cazorla. Precisamente Sidenor es uno de los grupos mejor colocados para entrar en la empresa que los fondos arrebataron a los Rubiralta.
Diez días atrás el directivo catalán Cazorla aterrizó como consejero delegado, tal y como ya se había anunciado en noviembre. El nuevo jefe procede de DS Smith, donde ejercía como director general para el sur de Europa. Y ahora ha llegado a su puesto con el encargo evidente de impulsar el nuevo camino de Celsa de la mano del citado grupo de citados que encabezan Deutsche Bank, Anchorage o Attestor.
Es notorio desde hace tiempo que tanto en Nervacero como en Laminaciones Arregui, ahora Celsa Atlantic, cunde la preocupación ante ese nuevo rumbo de la empresa. La llegada de Cazorla a la dirección, junto al nombramiento de Rafael Villaseca como presidente (sin funciones ejecutivas), evidencian que ha llegado un nuevo ciclo para la compañía siderúrgica. Pero el cambio sólo será efectivo cuando llegue el célebre socio industrial que pueda ayudar a resolver los problemas financieros que arrastra Celsa.
Sidenor y otros dos candidatos
Este diario ya desveló que la vasca Sidenor, dirigida por José Antonio Jainaga, sería la mejor opción para la plantilla de ambas filiales con sede en Euskadi. Y lo mismo ocurre con los trabajadores de las empresas de Celsa que tienen sus sedes en otras comunidades. Para todos ellos Sidenor es sinónimo de estabilidad y de crecimiento en un sector que no pasa por su mejor momento. La fusión de ambas empresas supondría la creación de un gigante siderúrgico.
Claro que no es seguro por cuál de los candidatos a entrar en Celsa se decantarán los fondos que controlan la acería tras ganar la batalla judicial a los Rubiralta. Los otros aspirantes conocidos a sumarse al grupo catalán son la gallega Megasa y CL Grupo Industrial, que controla la extremeña Gallardo-Balboa. Y es sabido que la decisión final estará bastante influida por los intereses políticos que van más allá del negocio.
El nuevo consejo
Fuentes de Celsa exponen que los primeros pasos de Cazorla como CEO consisten en reunirse con los equipos directivos de cada una de las plantas de la empresa. Para ello cuenta con la ayuda de Daniel Alaminos, abogado del Estado que ha llegado como secretario del Consejo de Administración, y varios consejeros independientes como son María Esther Alfonso, Antonio Arenas, Francisco Javier Díaz-Gálvez y Luis Aurelio Martín.
Antes de por la citada DS Smith, Cazorla pasó por Ideal Standard, American Standard, General Electric y Hewlett Packard. Al frente de Celsa apuesta, según sus propias palabras, por "tomar las medidas operativas necesarias para posicionar la compañía como una de las grandes siderúrgicas a nivel nacional e internacional, apostando por la producción de acero verde reciclado". Ese es el qué, pero falta por ver el cómo y, sobre todo, con quién quiere hacerlo.
Demasiados vaivenes
Todos esos movimientos se miran con lupa desde la sede vizcaína de Nervacero y la sede alavesa de Laminaciones Arregui. Los directivos y trabajadores de ambas compañías llevan ya varios años de fuertes incertidumbres. De la enorme deuda a la pelea legal entre los Rubiralta y los fondos pasando por el rescate de la Sepi. Demasiados vaivenes que quieren dejar atrás con un futuro que vuelva a ser estable.
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