A poco más de diez días de que el grupo francés Stellantis empiece con el periodo de consultas de regulación de empleo de su planta de Urduliz -fechado para el próximo 4 de marzo-, los 148 trabajadores que forman parte de la plantilla de Mecaner ultiman ya sus movimientos para afrontar esta decisión de la multinacional.
Entre protestas semanales, movilizaciones frente a las instituciones vascas y huelgas -indefinidas o puntuales-, los empleados de la histórica planta llevan meses reclamando una solución a la drástica decisión, “sin razones aparentes”, que ha tomado este grupo en el que se incluyen marcas como Abarth, Alfa Romeo, Chrysler, Citroën, DS, Fiat, Jeep, Lancia, Maserati, Opel o Peugeot, y que el año pasado consiguió beneficios récord alcanzando unas ganancias netas de 18.625 millones de euros, un 11% más que el año anterior.
Ante el contexto hostil entre trabajadores y multinacional, se encuentran varios troqueles que fueron encargados a la planta vizcaína antes de que se anunciaran las intenciones del grupo, con un tiempo estimado de producción de un año, y que a día de hoy están en la planta vasca todavía sin terminar. Y es que según confirman desde LAB y ELA, desde el 1 de septiembre se ha estado produciendo “a cuentagotas”, pero ahora la producción está parada y, por tanto, estos pedidos acabarían sin salir.
Según informan desde el comité de empresa, la mitad de la plantilla estaría de baja, “entre gente de avanzada edad y gente a la que esta situación le ha sobrepasado a nivel anímico”, de los restantes casi la mitad está siguiendo la huelga indefinida convocada por ELA, que arrancó el pasado 7 de febrero. Estiman que la estarían secundando entre 40-50 trabajadores, “hay el doble de gente en huelga que la que está trabajando”, a los que se suman los empleados que secundan el paro indefinido pero sí las dos jornadas de huelga a la semana convocadas por LAB y ESK, sindicatos mayoritarios.
Además, aseguran que el personal que continúa trabajando, en su mayoría, forma parte de secciones de la planta que no son productivas. Por todo ello, “la actividad es casi nula, los troqueles siguen en Mecaner y a día de hoy no tenemos constancia de que vayan a salir. Veremos qué decisión toma la dirección al respecto”, insisten.
Sin noticias del grupo
Como ya vienen denunciando desde que el grupo francés tomase la decisión, la dirección del mismo se niega a hablar con la plantilla. Les trasladan, dicen desde los sindicatos, “que hasta que no inicie el periodo de consultas, no tendremos una reunión. Cosa que no se entiende, porque este plazo de seis meses que hemos tenido era precisamente para tenerlas. Ahora, va a ser complicado llegar a un acuerdo”.
Tampoco han servido de mucho las reuniones que han tenido tanto con Gobierno vasco como con Gobierno central, ejecutivos que “tienen total responsabilidad”. Avisan de que el informe de inspección es preceptivo, y esto “podría anular el ERE”, aunque denuncian que “ambas instituciones han echado balones fuera. Aquí nadie asume sus responsabilidades, nadie hace algo para que estas cosas no pasen”.
Araluce y sus troqueles…¿Un precedente?
Una situación similar fue la que vivieron los 141 trabajadores de Araluce, otra troquelería asentada en Igorre. Esta fue comprada por el Grupo Batz, integrado en Mondragón, en julio de 2016, con la promesa de que la troquelería sería integrada a la corporación y, por tanto, contaría con cierta seguridad a futuro.
Tres años después, esta promesa no se cumplió y el grupo decidió liquidarla, con pedidos, cuyo cliente era un gran fabricante automovilístico, aún en curso. Solo tres meses después de esta decisión y con una huelga indefinida de por medio, la ertzaintza tuvo que sacar, a través de un fuerte despliegue policial, las piezas que todavía quedaban en la fábrica y que los empleados se negaban a trasladar a la planta del grupo, dejando momentos de tensión entre los trabajadores que se congregaron a las puertas de la fábrica y el cuerpo de seguridad.