Un operario trabaja en una industria vasca. EUROPA PRESS

Un operario trabaja en una industria vasca. EUROPA PRESS

Empresas

La industria vasca se enfría en un año marcado por las elecciones y el frenazo exterior

La desaceleración europea ya impacta en las previsiones de la automoción o el acero, un parón al que se suma la larga crisis de Siemens Gamesa

1 abril, 2024 05:00

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2024 es un año atípico en Euskadi. Con elecciones autonómicas casi en mitad del curso, la maquinaria económica siempre baja revoluciones cuando pasa a primer plano la disputa política. Y fuera el escenario tampoco ayuda. Con la economía europea estancada, hace tiempo que las empresas vascas rumian un enfriamiento postpandemia de la actividad que, a tenor de los primeros indicadores de enero y febrero, puede llegar este año.

La economía, como el fútbol, es un estado de ánimo (no son pocos los sectores en Bizkaia que recibirán un empujón si el Athletic gana la Copa el 6 de abril). Ya en la parte final de 2023 empezaron a sonar tambores de desaceleración y muchas grandes industrias arrancaron ya 2024 dando por hecha una bajada de pedidos. Incluso las compañías más optimistas se han topado con un frenazo del mercado y han tenido que recurrir a medidas de ajuste para mantener el empleo.

Es normal que, con unas elecciones a la vuelta de la esquina en las que además el máximo responsable del Gobierno vasco en los últimos 12 años pone fin a su mandato, tiendan a posponerse ciertas decisiones empresariales. Siempre es preferible comprar e invertir cuando está asegurada una cierta estabilidad institucional. Aunque a día de hoy todas las quinielas apuntan a que no habrá un vuelco a nivel de gobernabilidad en la CAV y que se estirará el pacto PNV-PSE, la posibilidad de que EH Bildu gane las elecciones es real y, tal y como está el panorama político, hay que dejar un rendija abierta a la sorpresa.

En definitiva este año se juntan factores, externos e internos, que restan temperatura al ecosistema económico vasco. Precisamente el termómetro que elabora el departamento de Economía y Hacienda de Lakua en base a un buen número de indicadores macro pierde un par de grados en febrero y la brecha con octubre de 2023 empieza a ser relevante (88 puntos frente a 82). Las previsiones estiman un aumento del PIB anual en torno al 1,5%, una cifra que dice poco: un empujón inesperado permitiría tocar el 2% y salvar el año pero el mínimo golpe puede dejar un balance casi plano en diciembre. Aunque el termómetro oficial del Gobierno vasco recoge un crecimiento del gasto, la actividad se resiente por un frenazo de la inversión y el menor empuje exterior.

El consejero de Economía y Hacienda del Gobierno vasco, Pedro Azpiazu, que dejará su cargo tras las elecciones

El consejero de Economía y Hacienda del Gobierno vasco, Pedro Azpiazu, que dejará su cargo tras las elecciones Gobierno vasco

Mercedes baja el ritmo

Las exportaciones son precisamente uno de los indicadores que preocupan. Las ventas de las empresas vascas a otros países muestran desde la primavera de 2023 una cierta atonía que va más allá de la montaña rusa de la energía. Si se deja de lado el segmento energético, las exportaciones vascas salvaron el año pasado con un repunte del 3% (el volumen está medido en euros, un apartado beneficiado por la inflación) gracias al tirón final de grandes factorías como Mercedes Vitoria.

Pero 2024 arranca de nuevo con un mal dato, en concreto una bajada de casi el 12% en los productos no energéticos que vuelve a anticipar un ejercicio delicado en el apartado exterior. La propia factoría de furgonetas alavesa, inmersa en un año de transición en plena ampliación de las instalaciones, baja sus números respecto a 2023 y lastra el resultado global. Hay que tener en cuenta que Mercedes Benz supone en torno al 15% de todas las exportaciones de Euskadi.

Así, la producción de la industria se resiente en el primer mes del año. Respecto a diciembre la actividad baja un 3,7%, según Eustat, mientras que en relación a enero de 2023 hay fuertes bajadas en bienes de consumo duradero e intermedios (los bienes de equipo crecen un 5 y la energía, casi el 9%).

Feria eólica Wind Europe en el BEC.

Feria eólica Wind Europe en el BEC.

La eólica, a la espera de Gamesa

A la bajada de velocidad de Mercedes se suma el gran borrón en estos momentos de la industria vasca como es Siemens Gamesa, que sigue sumando en negativo a la eólica a la espera de que se reanude la venta de aerogeneradores, una normalidad que tarda en llegar y obliga a la cadena de proveedores a buscar alternativas. El sector eólico, incluidos los parques marinos, se ha convertido en una de las grandes esperanzas de muchas factorías tradicionales que esperan como agua de mayo la recuperación de la firma de Zamudio.

Dos de los sectores tractores de la economía vasca como son la automoción y el acero, que además se retroalimentan, arrancan el año a medio gas. Especialmente significativo es el ERTE de Sidenor, la siderúrgica que en Euskadi hasta ahora mejor estaba esquivando la bajada del mercado por la incertidumbre internacional y que finalmente no ha logrado traducir en pedidos las buenas sensaciones transmitidas a finales del año pasado.

Sede de la Hacienda foral de Bizkaia

Sede de la Hacienda foral de Bizkaia

Un último dato que también deja dudas. Aunque es pronto para considerarlo un indicador fiable de cómo va a transcurrir el ejercicio, en enero y febrero la recaudación fiscal no muestra la misma solidez que en 2023, en este caso principalmente por el pinchazo de la hacienda vizcaína.

Aunque Bizkaia mejora los números de ingresos por las retenciones salariales (el IRPF mejora hasta febrero más del 5%, lo que apunta a que el empleo sigue en línea ascendente), el total de dinero que entra a las arcas forales vizcaínas es menor que en los dos primeros meses de 2023 por la bajada del IVA y el impuesto especial de Hidrocarburos. Gipuzkoa y Álava mantienen la senda positiva en el inicio de año.