Se daba por hecho que el ritmo productivo de Mercedes Vitoria en 2024 no iba a ser el de otros años pero a medida que pasan los meses la sensación que transmite la gran factoría de Euskadi es que los mercados se han enfriado más de lo previsto. La dirección ha comunicado este jueves otros cuatro días de parada en mayo, los viernes, que se suman a los anunciados ya, el 2 y el 3, que anticipan otro mes a medio gas.

Según ha explicado el equipo que encabeza Bernd Krottmayer, se suman a esos dos primeros días de suspensión del mes las fechas 10, 17, 24 y 31, de forma que se agotará, en concreto el día 10, la bolsa de flexibilidad del convenio. En todo caso dirección y comité alcanzaron un acuerdo para evitar un ERTE que, de momento, es suficiente para capear este nuevo parón productivo.

La factoría de Vitoria, con 5.000 trabajadores directos, va a estar ahora parada prácticamente dos semanas al encadenarse paradas y festivos, en concreto desde el próximo martes 23 hasta el domingo 5 de mayo. La dirección anunció recientemente la suspensión de turnos el 23, que se sumaba a las paradas de los días 24, 25 y 26. En la última semana de abril se encadenan además la festividad de San Prudencio, que este año se celebra el 29, con un día inactivo en el calendario de la fábrica, el 30. La larga parada continúa con la fiesta del Primero de Mayo y los mencionados 2 y 3, jueves y viernes.

En principio el trabajo se retomará el lunes 6 de mayo aunque con ese condicionante conocido ahora de que los viernes tampoco habrá producción. Aunque la plantilla tiene garantías ante el bajón de la demanda, los ritmos de trabajo de Mercedes Vitoria condicionan mucho la actividad de sus proveedores, muchos de ellos firmas vascas.

Más allá de que la situación de la factoría alavesa tiene que ver también con su propia remodelación y ampliación para preparar la llegada de la nueva furgoneta eléctrica, la industria vasca vive una desaceleración generalizada ante el parón que sufren los principales socios europeos. El Gobierno vasco ha rebajado las previsiones oficiales de crecimiento económico por debajo del 2% mientras que la mayoría de analistas apuntan al entorno del 1,5% al cierre del año.