CAF se resiste a los cantos de sirena de Madrid para formar un supergigante con Talgo
El fabricante de trenes guipuzcoano tiene la atención en otros frentes y hace oídos sordos de momento al supuesto interés del Gobierno de Sánchez en fusionar ambas compañías
12 mayo, 2024 05:00Noticias relacionadas
A veces, casi siempre, los bombazos en forma de operaciones corporativas estallan sin que nadie los espere. Debe ser así ya que muchas veces el factor sorpresa es vital para garantizar el éxito de una compraventa y es por ello que la labor de cocina se intenta realizar bajo el más absoluto secretismo al menos hasta que el acuerdo esté encarrilado.
Es normal que estos días en los cuarteles generales de CAF, eterna candidata a absorber Talgo y bajo la lupa desde que el fabricante de trenes que impulsaron Goicoechea y Oriol tiene una oferta en firme desde Hungría, se imponga el silencio de puertas hacia afuera. La falta de pronunciamiento no significa que haya un interés cierto en hacerse ahora con el control del otro gran productor de trenes en España, en realidad la reacción ofrece pocas pistas, aunque lo cierto es que toda celebración antes de tiempo chocaría de frente con la propia idiosincrasia de la firma guipuzcoana, que si por algo se caracteriza es por la discreción.
El de CAF y Talgo de trata de un matrimonio deseado por muchos pero difícil de llevar a cabo. Hace mucho tiempo que se especula con una posible alianza a la que, sin embargo, se le saltan las costuras a poco que se baje a la realidad de ambos fabricantes. Aunque siempre hay que dejar un margen para la sorpresa, la compañía de Beasain parece apostar por otros frentes y sin ir más lejos no tiene todos los huevos en la cesta del ferrocarril. Aunque aun no es equiparable por volumen al del tren, el de los autobuses es un negocio pujante para la firma de Andrés Arizkorreta y, como dice el refrán, quien mucho abarca poco aprieta.
Nunca se han descartado en todo caso las operaciones corporativas desde las oficinas de Beasain pero Talgo son palabras mayores por el músculo que hace falta para asumir una compra así. La clave, aun así, es que CAF tiene la atención en otro sitio. Por ejemplo ha declarado interés en hacerse con los negocios de señalización de vías de los que se desprenderá Hitachi en Europa tras la compra de Thales. Las principales potencias europeas, Alemania y Francia, son en estos momentos dos de las prioridades a nivel de mercado ferroviario para CAF por las oportunidades que se van abriendo a otros fabricantes más allá de los grandes dominadores del sector. Hay que recordar que en 2022 se cerró la compra de una planta en Francia a Alstom con la plataforma Coradia Polyvalent vinculada a ese centro productivo.
Cartera social y Kutxabank
Hay pocos indicios que apunten a que CAF esté dispuesta a meter un pie en Talgo, una compañía que, pese a su bagaje sobre todo en la alta velocidad, presenta muchas incógnitas a nivel de negocio. Ambas empresas viven un momento dulce a nivel de volumen de pedidos, de hecho en el caso de Talgo esto se empieza a convertir en un problema por falta de capacidad. Durante la etapa inflacionaria costó sacar rentabilidad a ese alto ritmo de trabajo por los altos costes de fabricación, aunque la situación se ha encarrilado y ambas arrancan el año con una mejora del beneficio.
La gran particularidad de CAF es que, pese a ser una cotizada, una cuarta parte de su accionariado está en manos de una gestora denominada cartera social que maneja las acciones de parte de los trabajadores. En segundo lugar está Kutxabank, que tiene aquí una de sus principales participadas y, aunque con un porcentaje menor, el 3%, en el capital está también el Gobierno vasco vía Finkatuz. En definitiva, una parte importante de la compañía está vinculada con distintos matices al ámbito social e institucional, lo que fuerza al menos a pensarse dos veces el dar inicio a cualquier aventura corporativa, más aun cuando en líneas generales la salud del negocio es buena.
Con todo, el desembarco de CAF en Talgo es una opción que gusta al Ejecutivo central como muro de contención a Magyar Vagon, solo así se explica que incluso desde medios afines a Pedro Sánchez se haya especulado con esta posibilidad. Por otro lado, la alianza recuperaría el centro de decisión de Talgo para Euskadi, sin duda una opción más que atractiva a nivel institucional. La realidad, dejando al margen factores políticos, es que la economía deja poco margen para soñar.