No solamente la banca atraviesa momentos convulsos. También el sector de la telefonía ha demostrado en los últimos años ser un sector especialmente dinámico en materia de operaciones. Tras el terremoto provocado por la fusión entre MásMóvil y Orange, que ha dado como resultado la compañía MásOrange, el sector de las telecomunicaciones vuelven a ser sacudidas por un nuevo vaivén, el de la adquisición de Vodafone España por parte de Zegona, el fondo que compró Euskaltel en 2019.
Ahora, el fondo británico, que en octubre del año pasado anunció la compra de la filial del grupo británico, la tercera en número de clientes a nivel nacional, acaba de recibir la autorización por parte del Gobierno central a cambio de que mantenga las infraestructuras tecnológicas y el empleo de alta cualificación que tiene a día de hoy en nuestro país.
Siete meses después de presentar su acuerdo y tres meses después de recibir la aprobación de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), el ministro de Transición Digital, José Luis Escrivá, anunciaba ayer que el Consejo de Ministros daba luz verde a esta operación, que, tal y como anunció entonces su consejero delegado, Eamonn O'Hare, se hará efectiva antes de finalizar el primer semestre de 2024 a cambio de 5.000 millones de euros. Será José Miguel García, ex consejero delegado de Euskaltel, la persona elegida por el fondo como consejero delegado para dirigir el fondo.
Planes de futuro
De esta forma, la filial española del grupo británico, que comenzó a operar en España hace 22 años, arranca una nueva etapa en la que, a pesar de que la competencia entre compañías es más fuerte que nunca, tratará de mejorar sus números. Además, el acuerdo entre Zegona y Vodafone permite mantener el nombre de la marca durante diez años.
No obstante, hay que recordar que el objetivo de Zegona es sanear y mejorar el rendimiento de las empresas que adquiere para así obtener un mejor retorno para los accionistas de las mismas y deshacerse de ellas poco después de cara a engrosar sus propios ingresos.
A falta de contar con el compromiso de continuidad del fondo británico en la compañía, su histórico hace dudar con respecto a un futuro a largo plazo. En 2015 adquiría por 640 millones de euros un porcentaje mayoritario de Telecable para tener el control de la compañía, que vendió dos años después a Euskaltel a cambio de 700 millones.
Poseriormente, en 2019, tras su intento frustrado por adquirir Yoigo -que acabó en manos de MásMóvil por 612 millones- se convirtió en el principal accionista de Euskaltel con la compra del 14,9% de la teleoperadora vasca a cambio de 150 millones, que revendió tan sólo un año después, en septiembre de 2020, por 235 millones, también al grupo MásMóvil.
En vista de ello, los 4.000 empleados con los que cuenta Vodafone España esperan conocer pronto los planes de Zegona después de que el Gobierno haya exigido al fondo que mantenga sus infraestructuras, centros de trabajo y activos estratégicos en el país.