Las EPSV han recuperado protagonismo a raíz de la necesidad que tiene Euskadi de reclutar músculo inversor para poder ejercer un cierto control en algunas de sus grandes empresas y frenar la fuga de centros de decisión. Los fondos de pensiones vascos aparecen como fuente de recursos para "el crecimiento y el arraigo" de empresas en el programa de gobierno acordado por PNV y PSE, pero aun hay que hilar muy fino para poder trasladar esta idea del papel a la realidad.
Por ahora lo que hay es letra gruesa y, eso sí, conversaciones previas a las elecciones por parte de los principales partidos políticos con la federación que agrupa a estas entidades, que siempre se ha mostrado dispuesta a favorecer que el patrimonio acumulado para las futuras pensiones, ahora mismo en torno a 28.000 millones de euros, pueda contribuir en mayor medida "al bienestar de Euskadi".
Pero una cosa son las buenas intenciones y otra la cruda realidad del mundo de la inversión, que a fin de cuentas se resume en una máxima: a más riesgo mayor rentabilidad. Y siendo las pensiones una materia tan sensible el primer criterio de las EPSV siempre debe ser la seguridad. "Se nos ve como proveedoras de recursos y lo entiendo. Pero nuestro primer objetivo debe ser poder afrontar los intereses que se han prometido a los socios. La prioridad es poder hacer frente a eso", explica a Crónica Vasca Ignacio Etxebarria, presidente de la federación.
"Si nos preguntan si queremos ayudar a que las empresas vascas crezcan y se queden en Euskadi la respuesta es clara: sí, queremos. Pero a la hora de invertir nos tienen que asegurar unas condiciones", advierte Etxebarria, y deja claro que no van a participar en fondos públicos enfocados a reflotar empresas en crisis: "En fondos de rescate no vamos a estar".
El caso de Tubacex
El cambio de normativa reciente por parte del Gobierno vasco abre el abanico de posibilidades a la hora de invertir y, en ese sentido, Etxebarria apunta a que no harían falta reformas drásticas para poder entrar en grandes firmas. Itzarri, la EPSV de los empleados públicos del Gobierno vasco, ya es por ejemplo accionista de cierto peso (algo más del 3%) en Tubacex, una de las industrias tractoras de Álava.
A otro nivel, Geroa y Elkarkidetza, otras dos de las grandes EPSV vascas, tienen participaciones a través del fondo Orza en una veintena larga de firmas más pequeñas de marcado perfil tecnológico y biosanitario como Biolan o Satlantis. El enfoque es contribuir al crecimiento de proyectos innovadores con un alto potencial en el mercado.
Lo que pretende el nuevo Gobierno de Pradales, en cambio, sería un enfoque más similar al de Finkatuz, es decir, asumir parte del capital de compañías ya consagradas cuya rentabilidad, en cierto modo, se da por hecha: ahí está el rendimiento que ha obtenido ya Lakua tanto de ITP Aero como en menor medida de CAF. Por otro lado, a la hora de invertir en empresas existe una importante limitación para las EPSV: no se puede asumir más del 4% del accionariado de la 'matriz' o, dicho de otra forma, LagunAro EPSV tendría topado el acceso a empresas del Grupo Mondragon.
En cuanto al potencial de esta hucha, los fondos de pensiones vascos disponen de un patrimonio de 28.000 millones de euros de los que algo menos de 2.000 millones estarían ahora invertidos en Euskadi, principalmente en deuda pública del Gobierno vasco. Aunque hay una amplia horquilla por delante, buena parte del dinero está colocado a plazo, es decir, el dinero disponible ahora mismo sería bastante menos de 26.000 millones. Con todo, Etxebarria deja claro que margen para ampliar la cartera de participadas hay: "Todos los años surgen inversiones nuevas", afirma.