Como todos los sectores, el transporte aéreo busca su fórmula para sobrevivir a la descarbonización. Y los aviones son precisamente una de las principales fuentes de contaminación, de ahí que los fabricantes estén apostando fuerte por encontrar alternativas al combustible tradicional entre las que como ocurre en la carretera sobresale el motor eléctrico, sobre todo para trayectos cortos.
Una figura llamada a cubrir ese hueco es el eVTOL. Se trata de pequeñas aeronaves eléctricas, parecidas a los drones pero con capacidad para varios pasajeros, que por su forma de aterrizar y despegar guardan cierta similtud con la idea futurista de coche volador. Son varias las compañías inmersas en la preparación de la construcción en fase industrial de este tipo de taxis voladores, que cuentan incluso desde hace unos años con una organización sin ánimo de lucro, Vertical Flight Society (VFS), para promover esta movilidad.
Una de las referencias a nivel mundial es Lilium, una compañía alemana creada en 2015 y que desarrolla el llamado Lilium Jet, un eVTOL que ha superado ya la fase de pruebas y está a punto de dar el salto al ámbito industrial. La entrada en servicio del primer jet de este tipo se prevé para 2026, por lo que tanto esta segunda parte de 2024 como 2025 serán una etapa clave en ese escalado para aumentar volúmenes de producción.
El acelerón será un empujón, más a nivel de imagen corporativa por las expectativas que genera el Lilium Jet que a efectos de impacto en la cartera de pedidos, para compañías como Aernnova o Sener, dos de las empresas vascas que vienen trabajando en el proyecto. La firma con sede en Berantevilla anunció en 2022 su incorporación al consorcio para el diseño y fabricación del sistema de sujeción de la propulsión del eVTOL de Lilium. Según explicó la compañía de Iñaki López Gandásegui, este sistema de sujeción del motor o flap es uno de los componentes clave del aparato al proporcionar equilibrio cuando interactúa con el flujo de aire del motor.
El aterrizaje, milimétrico
Por otro lado, Sener ha anunciado recientemente que está desarrollando los servoactuadores de la aeronave, importantes también en esa estabilización en la fase crítica del vuelo como es el aterrizaje y el despegue. De marcado perfil tecnológico, el proyecto Lilium Jet tiene en el momento de tocar tierra uno de sus principales retos por la precisión que se requiere sobre todo una vez los aviones entren en servicio.
Y ahí el ecosistema aeronáutico vasco, cada vez más profuso y bien situado a nivel de innovación, ha logrado atraer la atención del fabricante germano. Otra firma que participa en el clúster del sector Hegan, Aciturri (con sede en Miranda de Ebro y dos plantas en Álava), se ha consolidado también dentro del programa y anunciaba las pasadas navidades que había entregado ya el primer fuselaje a Lilium.
La firma burgalesa será la responsable también de la industrialización y fabricación de esta parte de la aeronave, lo que también augura un vínculo a largo plazo. Como es habitual en una industria tan compleja como la aeronáutica, en ese camino se van encontrando socios como es el caso de la vitoriana Burdinberri, muy consolidada también en el sector y que cuenta entre sus accionistas con el fondo Talde o con Orza, el vehículo de inversión de las EPSV Elkarkidetza y Geroa.
Proveedores asentados
Otra alavesa implicada en el Lilium Jet es Nuter, también especializada en componentes y utillajes para aviación y aeroespacial. La compañía se enrola en el proyecto de la mano de Aernnova, de la que es proveedor consolidado. También cuenta entre sus clientes con otros grandes actores como ITP Aero, la propia Sener o el gigante Airbus.
El taxi aéreo con 'label' vasco está a punto de echar a volar y, sobre todo si el proyecto cristaliza a nivel comercial, permitirá ganar altura a una parte importante de la industria aeronáutica vasca. Muy cerca, en Huarte, la navarra Microlan Aerospace ha encontrado también un hueco en la cadena de proveedores del Lilium Jet.