Mercedes Vitoria suma dos nuevas jornadas de paro provocadas por la caída de la demanda de los vehículos que la fábrica alavesa está sufriendo. A los paros anunciados a comienzos de julio -15 de julio, 30 de agosto y 6 y 13 de septiembre- se suman ahora dos nuevas jornadas. 

Este jueves la dirección de la planta ha anunciado a su plantilla dos nuevas jornadas de paro, 11 y 18 de octubre, que se sumarán a los numerosos turnos desactivados a lo largo del primer semestre de este año: tres días en febrero, otros tres en marzo, trece días entre finales de abril y mayo, cuatro días ese mismo mes, cuatro en junio y otros tres en julio -del 22 al 24-, a los que se suman las de los próximos tres viernes, 30, 6 y 13 de septiembre. 

Así, desde el comienzo de este año Mercedes ha parado su producción 31 días con cargo a las medidas de flexibilidad acordadas en marzo con la plantilla y que, por el momento, evitan la posibilidad de un ERTE. Tras ellas ya solo quedarán cuatro días de la bolsa de flexibilidad.

Como viene siendo ya habitual, la fábrica vasca, dirigida por Bernd Krottmayer, apunta a "la caída de la demanda de furgonetas" como razón para esta nueva desactivación de turnos. Una caída que ha lastrado los números y expectativas que el fabricante de coches se marcaba para este 2024, impulsados en gran medida por la entrada de la producción de los nuevos modelos de la eVito, que conseguiría alcanzar "cifras similares a las del año pasado, año récord en la planta alavesa con la producción de 160.000 furgonetas", tal y como apuntó ELA, sindicato mayoritario en la planta.  

Mercedes

Esperanza en los nuevos modelos

Los seis primeros meses de este año no han sido fáciles para la fábrica vasca, que ya supera un mes de desactivaciones;sin embargo, las perspectivas de los trabajadores, tal y como apuntaban fuentes sindicales, eran buenas ya que depositaban la esperanza, en el arranque de producción del nuevo modelo de la Vito y eVito, que arrancó en julio. Aunque por el momento, esta nueva dinámica no parece haber tenido repercusión en el trabajo de los en torno a 5.000 vascos empleados en la planta alavesa.

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