Treinta años de Vito: la furgoneta que elevó a Mercedes al altar de la industria vasca se hace mayor

No es habitual que el presidente del Gobierno español se desplace a Euskadi con la misión prioritaria de visitar una empresa. Las incursiones institucionales a grandes factorías o a centros de investigación innovadores suelen ser cosa de ministros, consejeros o, a lo sumo, del lehendakari. De ahí que la imagen de Pedro Sánchez esta semana en Mercedes haya generado expectación y, también, haya dado perspectiva de la dimensión real que tiene la fábrica en la ciudad de Vitoria y en la economía vasca en general.

Está Mercedes Vitoria en un punto de inflexión que de alguna manera justifica el boato. Cuestión aparte es quién necesitaba más la foto, si la fábrica o los propios políticos, porque la realidad es que el proyecto empresarial de la multinacional germana está fuera de duda. Nadie a estas alturas pondría en tela de juicio el plan de expansión de una compañía que mueve más del 5% del PIB vasco y que concentra el 15% de las exportaciones del territorio. Las empresas vascas, y la sociedad en general, necesitan a Mercedes.

Incluso el frente sindical parece bajo control. Tras la difícil renovación del último convenio dirección y comité han engrasado relaciones y los mensajes que se envían fuera desde uno y otro lado son mucho menos punzantes. Y eso a pesar de que 2024 no va a ser un año extraordinario a nivel de ritmos de trabajo, la desaceleración en Europa se nota, y aun así la bajada de carga se va a resolver internamente sin prácticamente polvareda.  

No siempre ha sido Mercedes la joya de la corona. Antes de que Álava se convirtiera en la provincia industrial vasca por excelencia (solo Mercedes supone un tercio de la economía alavesa), los 5.000 trabajadores con que cuenta ahora el fabricante de furgonetas hubieran palidecido en comparación con los casi 15.000 de los Altos Hornos de Vizcaya. A la sombra de la histórica siderúrgica vizcaína hubieran competido en tamaño hoy en día con Mercedes 'la balco' (Babcock Wilcox) o el astillero La Naval. 

Interior de la planta de Mercedes Vitoria / EP

El sorpasso eléctrico

No hay sitio ya para las viejas industrias, oxidadas y en museos. Y aun así un gigante como Mercedes Vitoria luce más saludable que nunca mientras asienta los cimientos de la nueva movilidad sostenible. Tras años de amagos, parece que el sorpasso del vehículo eléctrico está más cerca que nunca a tenor de las inversiones y la implicación que están mostrando los fabricantes. No solo se trata de la expansión de Mercedes Vitoria, también las grandes firmas de componentes redoblan su apuesta por los coches de baterías: Gestamp se ha implicado en el centro de fabricación avanzada y CIE Automotive es accionista de Basquevolt.

Mientras el ecosistema vasco de automoción se prepara para el futuro, es inevitable echar la vista atrás y recordar los orígenes de una planta productiva que hace 70 años ponía en marcha su maquinaria para ensamblar las míticas DKW. El grupo alemán Mercedes cogió el testigo en los años ochenta para lanzar en 1995 su gran emblema: la Mercedes Vito.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su visita a la planta de Mercedes Vitoria/Europa Press

La furgoneta que lleva el nombre de la ciudad alavesa generó una revolución en la factoría solo comparable a la ampliación en marcha en estos momentos. Hubo obras, ampliaciones y nueva tecnología. Y así Mercedes Vitoria entró en el nuevo siglo con las espaldas cubiertas... hasta el día de hoy. En 2023 la fábrica batió su récord de producción con casi 160.000 vehículos con un aumento de ventas del 8%.

La "apuesta a largo plazo" por Vitoria y por Euskadi, según la dirección de la empresa que encabeza Bernd Krottmayer, se traduce en una inversión segura de unos 1.000 millones de euros para comenzar a fabricar la nueva furgoneta eléctrica VAN.EA en 2026.