Aernnova y los centros vascos Gaiker y CTA trabajan en el fuselaje del avión de hidrógeno

Uno de los grandes problemas del hidrógeno como sustituto al combustible fósil es el gran volumen que ocupa el gas. La falta de espacio a bordo es uno de los retos a superar en el desarrollo por ejemplo de los trenes de hidrógeno y más crucial aun es minimizar el depósito en el caso de los aviones, donde cada centímetro cuenta.

Hace décadas que comenzó a valorarse el hidrógeno como alternativa limpia para el transporte aéreo, pero sigue sin resolverse la ecuación principal: cómo hacer que sea rentable que este almacén de energía viaje junto a decenas o centenares de pasajeros. Como ocurre en la automoción, el sector lleva unos años trabajando en las distintas funciones y piezas del avión para hacer viable esta posibilidad, que además concurre en el tiempo con el despegue de las primeras aeronaves eléctricas con baterías enfocadas a vuelos cortos.

El potencial de la industria aeronáutica vasca sitúa a varias de las empresas y centros tecnológicos del ramo en posición privilegiada en la mayoría de proyectos enfocados a la aviación sostenible y ahí está, por ejemplo, el marcado acento vasco del Lilium Jet, el 'taxi volador' de despegue y aterrizaje vertical que está cerca de comercializar la compañía alemana Lilium en el que están Sener o Aernnova.

La compañía alavesa que encabezan Iñaki López Gandásegui y Ricardo Chocarro asume que la descarbonización ha llegado para quedarse y busca estar presente en los proyectos clave que pueden suponer pequeñas revoluciones en el sector, tanto por la importancia en el negocio que pueden tener a medio-largo plazo como por el impacto positivo en la reputación y la imagen de la marca.

Sistema de impulso del avión con hidrógeno null

Un megaconsorcio europeo

En el terreno del hidrógeno Aernnova es parte de la treintena larga de socios europeos que han arrancado ya el llamado Faster H2, un programa para diseñar el fuselaje de un avión de corto y medio alcance (entre 150 y 250 pasajeros) que funcione con hidrógeno.

Bajo la coordinación del gigante Airbus y con financiación de la Unión Europea, la investigación se centra en la búsqueda de soluciones para el 'cascarón' del avión, principalmente la parte trasera (empenaje o cola) que es donde iría colocado el 'almacén' de energía verde. La línea de investigación que se acaba de abrir durará en principio hasta 2026 con el ecuador de la década próxima como horizonte para el despegue definitivo de esta nueva forma de volar sin emisiones. Entre los socios vascos de la alianza Faster H2 están también los centros tecnológicos Gaiker y el CTA (Centro de Tecnologías Aeronáuticas).

Avión de hidrógeno de Airbus null

Uno de los aspectos clave para mejorar la eficiencia es el de los materiales, que deben ser del mínimo peso y no conllevar emisiones en su producción. En esa tarea están los laboratorios de Gaiker, que en concreto buscan reducir el impacto ambiental en el proceso de producción de los composites termoestables (a base de resinas) que luego forman la carcasa del avión.

También forma parte del consorcio Alestis, ahora dentro del grupo Aciturri, así como la propia firma con sede en Miranda de Ebro. Ambas compañías cuentan con una fuerte vinculación con el tejido empresarial vasco (son socias del clúster Hegan) y de hecho tienen instalaciones productivas en Álava. Por parte española forman parte de la investigación otra media docena de firmas, universidades y centros tecnológicos.

Más allá del fuselaje otros proyectos clave en torno a la propulsión de aviones con hidrógeno cuentan también con presencia vasca a través de ITP Aero o Tecnalia.