"Nuestro teléfono hubiera sido un supercomputador hace diez años", compara Joseba Laka, responsable digital de Tecnalia, para explicar en qué consiste la supercomputación, uno de los pilares del proyecto Katea que acaba de arrancar y que da soporte a unas 60 empresas vascas.
Y dice Laka que hay que "desmitificar" el concepto de supercomputación y pensar que, en definitiva, todo es una cuestión de capacidad de cálculo. A medida que damos a las máquinas problemas más complejos, algunos de ellos directamente ligados al día a día de una fábrica o de una ingeniería, estas demandan mayores potencias.
Ahora que la tecnología cuántica empieza a sonar en los despachos de la administración y a ocupar la agenda política (la diputación de Bizkaia acaba de anunciar un nuevo centro en Leioa y la firma IBM tiene en marcha ya un superordenador de este tipo en Donostia) es importante clarificar términos. Los ordenadores cuánticos, que situarían esa capacidad para resolver problemas a otro nivel, están lejos de ser una realidad. "Aun no estamos ahí, eso está por llegar", señala el técnico de Tecnalia a este medio en el marco de una jornada junto a algunos de los partners en el programa Katea como son Dell, Nvidia, Arista o Red Hat.
Programa Katea
Con todo, los supercomputadores más potentes actuales permiten dar un salto enorme en la resolución de problemas por ejemplo a la hora de optimizar rutas logísticas. Hoy en día cualquier industria utiliza herramientas de diseño asistido por ordenador (CAD/CAM), lo que ha convertido ya este campo en una prioridad para muchas empresas.
El programa Katea se reparte en tres pilares (una nube privada, un centro de datos y el centro supercomputación) distribuidos en los diversos laboratorios de Tecnalia en Euskadi. El centro tecnológico vasco tiene esta nueva red de soporte digital operativa desde este verano y de hecho hay ya proyectos empresariales que han migrado de su antiguo sistema a Katea.
Una nueva "revolución industrial" como destacaban los ponentes en el acto de presentación del proyecto que de la mano de aplicaciones como la inteligencia artificial van a dar un vuelco a campos como la salud. La gestión de determinadas enfermedades de forma asistida sin necesidad de un médico, por ejemplo el seguimiento de manchas en la piel, podría estar muy cerca gracias a esta tecnología.