Gaiker es un centro tecnológico con cuatro décadas de andadura y unos ingresos que este año rondarán los 11 millones de euros. Su bagaje en el mundo de los materiales sostenibles le ha dado entrada a proyectos de investigación junto a grandes fabricantes internacionales de automoción o aeronáutica. Aunque como explica su director general, Santi Rementeria, su actividad va más allá e incluye por ejemplo el tratamiento y reciclaje de baterías.
¿Cuál es el núcleo de la actividad de Gaiker?
Nos dedicamos a la I+D avanzada en tres líneas. Una es el desarrollo de materiales plásticos o de base polimérica, buscamos la sostenibilidad de los materiales a todos los niveles. Lo importante no es solo ver cómo es un material sino la huella de carbono que deja, es decir, cómo es el proceso de fabricación y qué va a pasar con él cuando termine su vida. Buscamos siempre reducir la dependencia en los hidrocarburos.
Todo esto conecta con la segunda pata de actividad, el reciclaje.
Sí, la segunda parte tiene que ver con la tecnología de separación, recuperación y valorización de materiales. Ya no nos centramos en materiales poliméticos sino en todo tipo de residuos. Aquí está todo lo asociado a la movilidad eléctrica y las renovables, por ejemplo el reciclado de baterías o de palas eólicas y paneles fotovoltaicos.
Por último, son expertos en biotecnología.
Sí, enfocada a los campos de la biomedicina, microbiología industrial, tecnologías ambientales... Luego surgen oportunidades donde se solapan las tres líneas de trabajo: por ejemplo combinar el reciclado con los nuevos materiales o la biotecnología aplicada a nuevos materiales.
Sin el empuje de las empresas no sería posible este crecimiento de la investigación en Euskadi
Ampliando el foco, ¿cómo de fluida es la relación entre el laboratorio y la empresa?
En Euskadi la investigación está creciendo. Somos la comunidad que más invierte en I+D en relación al PIB, los datos están ahí. Este esfuerzo se da en todos los agentes implicados pero yo diría que destaca el peso de la actividad empresarial. Sin el empuje de las empresas no sería posible este escenario de crecimiento de la investigación. Luego el papel de las administraciones públicas es fundamental porque permite acometer iniciativas con resultado incierto.
¿Y cómo ven los empresarios a los centros tecnológicos?
Es cierto que hay pymes que se sienten un poco fuera de todo esto. Se está trabajando en mejorar ahí. Y luego en el otro extremo las grandes multinacionales echan en falta instrumentos acordes a la escala de sus necesidades. Con todo, yo creo que el sistema de innovación vasco es bueno, tiene un efecto incentivador indiscutible y creo que está bien orientado. Diría que las empresas conocen bien la oferta de los centros tecnológicos.
¿Y en el caso de Gaiker?
La transferencia de soluciones a las empresas ha crecido un 81% en los últimos cinco años, medido en volumen de ingresos. Las empresas que colaboran con nosotros también crecen año a año.
¿Qué resultado espera en 2024?
Este año esperamos unos ingresos en torno a 11 millones de euros y la plantilla llegará a 120 personas. Además acogemos temporalmente a unos 30 estudiantes que hacen con nosotros su trabajo de fin de grado o su tesis doctoral. En nuestro plan estratégico contemplamos para 2027 ser unas 135 personas y unos ingresos de 13 millones de euros.
Para 2027 esperamos unos ingresos anuales de unos 13 millones de euros y una plantilla de 135 personas
¿Cuántos proyectos tienen entre manos?
En 2023 tuvimos activos 145 proyectos, 89 centrados en transferencia tecnológica para empresas, la mayoría ubicadas en Euskadi. Todo esto requiere una inversión continuada en equipamiento, infraestructuras y formación, que para 2025 podría alcanzar el millón y medio de euros. Los equipos se quedan obsoletos rápidamente y hay que estar a la última. Principalmente es aquí donde invertimos el resultado que obtenemos.
Su investigación está enfocada a casi todos los sectores pero quizá destaca, por la obsesión que supone para los fabricantes reducir el peso del vehículo, la automoción.
Es una obsesión porque es una necesidad. En toda la movilidad es crítica la reducción del peso. Pero no solo es un tema de peso, es que los materiales poliméricos pueden incorporar otras funciones como la electrónica (plastrónica), la sensórica, la iluminación, generación de calor... estas funciones pueden ir implícitas en el propio material generando ahorro. Por ejemplo si en el polímero incorporamos determinados materiales podemos hacer que se caliente el asiento, puertas y techos con un consumo de energía mucho menor que con la calefacción tradicional.
Entiendo que Gaiker es un actor clave en el desarrollo del coche eléctrico.
Sí. En el perte del vehículo eléctrico es donde más proyectos tenemos y estamos preparando nuevas solicitudes.
¿Ve realista la opción del hidrógeno como sustituto al carburante de origen fósil para la movilidad? También trabajan en este campo a nivel de materiales para su almacenamiento.
A ver, el tema del hidrógeno verde inminente no es. Pero que compañías como Airbus estén trabajando activamente en ello es una señal. El proyecto que tenemos con ellos junto a más de 30 socios va totalmente en serio. Se están valorando todas las posibilidades y alternativas a nivel de diseño, lo que ocurre es que, como en todos los campos, se abren muchas vías en las que se trabaja en paralelo. No todas van a fructificar. Pero está claro que la del hidrógeno verde es una vía que se está tomando muy en serio.
En el perte del vehículo eléctrico es donde más proyectos tenemos y estamos preparando nuevas solicitudes
¿Y el coche de hidrógeno?
Estamos trabajando en la parte que nos corresponde, que es la asociada a materiales, depósitos, escapes de vapor de agua, conducciones... hay empresas vascas trabajando ahí. Quiero decir que son actividades reales que aun no están en el mercado pero que están ahí. La fase actual es opaca, por decirlo así, pero muy activa a nivel de investigación.
Otro proyecto reciente es Ecores Wind, que busca generar materiales sostenibles para parques eólicos.
Sí, es un programa financiado por Europa y está liderado por Gaiker en un consorcio con una docena de empresas y universidades. El objetivo es desarrollar nuevos materiales para el sector eólico a través de materiales muy concretos con el objetivo de reducir la huella ambiental de ciertas partes del aerogenerador. Se busca que los materiales sean lo más reutilizables posibles de forma que la vida útil se alargue y se les pueda luego dar un nuevo uso.
El proyecto con Airbus es muy serio. Sabemos que no todas las vías de investigación van a fructuficar, pero es una señal
Otro gran problema en la transición energética es el impacto ambiental de las baterías.
Sí, cada vez más empresas que reciclan están apostando por recibir este tipo de equipos. Nosotros tenemos experiencia en esto, en el desensamblado, tratamiento de los distintos tipos de componentes y el reciclado de las partes aprovechables. Hacer todo esto de forma eficiente y razonable desde el punto de vista de los costes pues tiene su miga.
Como comentábamos al comienzo, la economía circular es una parte esencial de la actividad de Gaiker.
Sí, se trata de incorporar tecnología nueva a los procesos de separación y recuperación: por ejemplo el uso de visión artificial e inteligencia artificial para que un brazo robótico vaya separando residuos en función de sus componentes. También somos expertos en reciclado químico, es decir, descomponer los polímeros para recuperar aceites y monómeros. Hay un interés industrial creciente aquí y tenemos clientes internacionales. También hacemos reciclado con biotecnología, reciclado encimático, utilizando microrganismos para reciclar materiales, o biorremediación de aguas y suelos contaminados.