Camina a paso ligero la construcción del llamado hub renovable del Puerto de Bilbao, una de las patas centrales de la estrategia a futuro del principal ecosistema portuario de Euskadi. Ya están cerca de finalizar los estudios para elegir el emplazamiento de nuevos aerogeneradores que acompañaran a los cinco molinos ya en funcionamiento en Punta Lucero y a varios complejos de placas fotovoltaicas.
Pero la inversión para contar con autosuficiencia renovable, una prioridad para poder hacer llegar energía limpia a los buques atracados en los muelles, va más allá. El objetivo es poder rondar los 30 MW de potencia instalada renovable y por ahora lo que ofrecen los cinco molinos de Punta Lucero son 12 MW (ya hay un aparato repotenciado de 2 a 4 MW y hay intención de hacer lo mismo al menos con uno más).
Es decir, hay camino por recorrer hasta el objetivo en un contexto de ciertas apreturas de espacio y máximo interés por parte de las empresas por aprovechar la última gran ampliación en el espigón central. De ahí que la tercera vía abierta para alcanzar esos 30 MW sea la energía de las olas, una apuesta a priori de cierto riesgo por la inmadurez de la tecnología pero que en este caso cuenta con ventajas por la posibilidad de anclar el dispositivo a tierra.
Euskadi tiene en esa línea varios proyectos abiertos de la mano del soporte que ofrece el ámbito público a través de la sociedad Bimep, incluida una planta operativa en Mutriku. Empresas vascas como Idom llevan tiempo avanzando con sus dispositivos para aprovechar el movimiento de las olas y próximamente se sumará a las aguas vascas la tecnología de la australiana Carnegie. También ha habido apuestas claramente fallidas como la de la finlandesa Wello.
Aprovechar el movimiento del mar
La Autoridad Portuaria de Bilbao abrió en ese sentido su propia vía tal y como hicieron otros puertos españoles para probar el sistema de aprovechamiento de las olas en aguas próximas a tierra de la firma de origen israelí Eco Wave Power. Se trata de un mecanismo que ya ha ofrecido resultados convincentes primero en el puerto de Jaffa, en Israel, donde germinó el proyecto, y también en Gibraltar, donde el aparato ha estado operativo y suministrando energía a la red varios años como test final de cara a pulir errores y dar el salto a otros puertos.
El equipo de Ricardo Barkala concede a la energía de las olas dentro de ese mix propio del puerto un peso de hasta 12 MW, un objetivo más que ambicioso para el que queda camino por delante. De momento se ha iniciado ya la fase de pruebas del dispositivo de la compañía israelí en una de las zonas exteriores del puerto donde más se puede aprovechar el movimiento del agua abriéndose así la fase clave para verificar que la undimotriz puede ser un buen socio para la eólica y la fotovoltaica como tercer motor para abastecer de energía a los muelles.
Por ahora la hoja de ruta del Gobierno vasco incluye a la energía de las olas como parte del impulso renovable para los próximos años, aunque en una proporción mucho más modesta casi como 'actriz secundaria' frente al papel central de los grandes proyectos eólicos y fotovoltaicos.
El Puerto de Bilbao marca en ese sentido su propio compás y, por las condiciones de esas infraestructuras renovables, de mucha menor potencia que los grandes parques renovables en tramitación, cuenta con acelerar ya con la meta de alcanzar esos 30 MW limpios para 2027, por lo que tanto el año que viene como 2026 serán años clave en ese desarrollo de las tres patas renovables.
En la presentación del plan estratégico el año pasado, Barkala se marcó como objetivo 2026 para contar con todos los muelles con líneas regulares electrificados mediante el sistema OPS, un proceso que ya ha comenzado con el muelle A-5. Con la conexión a la red se pretende que los buques apaguen motores cuando están atracados con el consiguiente ahorro de emisiones y ruidos.