Vuelve a estar en entredicho el futuro de Talgo a raíz del anuncio del lehendakari Imanol Pradales sobre la búsqueda de un inversor industrial. El Ejecutivo vasco podría estar dispuesto a implicarse en la compañía que preside Carlos Palacio Oriol siempre que aparezca un socio con experiencia en el sector dispuesto a llevar el volante.

Inevitablemente las declaraciones del lehendakari situaron todas las miradas sobre CAF. La firma de Beasain sonó en verano como candidata para convertirse en la alternativa a Magyar Vagon, pero lo cierto es que no hubo ninguna muestra de interés por parte del fabricante de trenes y autobuses vasco.

Y no parece que el criterio haya cambiado en los despachos de Beasain. Cuestionado en unas jornadas organizadas por Renta 4 por el proceso de concentración que vive el sector, cuyo punto culminante fue la unión Alstom-Bombardier, el responsable de estrategia de CAF, Aitor Galarza, venía a señalar que "no ha habido motivos" para abandonar la línea estratégica marcada en el último plan hasta 2026.

Es una forma de decir, 'a la gallega', que la compañía tiene suficientes frentes abiertos como para pensar en iniciar una aventura de ese calibre. "Nuestras áreas de expansión están definidas", señalaba Galarza en referencia a esas regiones clave fijadas en el plan estratégico, con gran atención a los países europeos principalmente a nivel de tren y el salto a norteamérica en el caso de los autobuses.

CAF suministrará tranvías a la ciudad de Omaha (EEUU) Europa Press

"El límite es la ejecución"

CAF tiene en común una cosa con Talgo: una cartera de pedidos en máximos. La prioridad en ese sentido es poder dar salida a todos los trabajos que la firma tiene entre manos, y no lanzarse a nuevas adquisiciones.

"El único límite es la ejecución, ese es el mensaje. Tenemos que ejecutar lo que tenemos entre manos", decía Galarza apuntando que el volumen de trabajo absorbido estos años supera incluso la previsión del plan estratégico.

Solaris Urbino 18. Solaris

Poco a poco crece la rentabilidad de esos proyectos a cuatro o cinco años lastrados por el pico de inflación de 2022, si bien este factor no desaparecerá completamente hasta 2026, según Galarza.

En cuanto al tren de hidrógeno, la compañía sigue dando pasos en esa tecnología pero lo cierto es que las dificultades siguen ahí: por un lado hay un problema con los puntos de recarga y, por otro, falta desarrollar normativa europea en materia de seguridad.

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