Galnares (H2SITE): "Petronor supo ver la oportunidad con el hidrógeno, es una gozada trabajar aquí"
- El CEO de H2SITE, que acaba de anunciar en Crónica Vasca una nueva factoría y una ampliación de plantilla, aborda con realismo el negocio detrás del hidrógeno verde y apunta que los próximos tres años serán decisivos para comprobar si Euskadi puede aspirar a grandes proyectos
- Más información: Las dudas de Petronor y los altos costes retrasan el boom del hidrógeno
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H2SITE es una de las pocas empresas vascas que ya factura con el negocio del hidrógeno. Una alternativa energética llamada a jugar un papel clave en la transición renovable pero que sigue rodeada de incógnitas. La compañía de Andrés Galnares sostiene su rápido crecimiento en los sectores ya maduros en el uso de hidrógeno y principalmente fuera de España.
La base de la compañía es la tecnología desarrollada durante años por Tecnalia y la Universidad Tecnológica de Eindhoven. ¿Qué beneficios aporta esa tecnología?
Partimos de la base de que transportar el hidrógeno es complicado. Pero si lo movemos en forma de moléculas con una cadena de suministro conocida, como amoniaco o metanol, el traslado es mucho mas fácil. Luego lo convertimos de nuevo en hidrógeno puro de forma eficiente.
¿Cómo?
Utilizamos un reactor integrado de membranas. Metes el amoniaco y con la reacción con las membranas va liberando el hidrógeno que contiene. Dentro de la cadena de valor estamos en la mitad (midstream). Somos agnósticos en relación a cómo se produzca el hidrógeno, vamos al hecho de que normalmente el punto de producción y el de uso están muy separados. El amoniaco es el líquido más transportado del mundo y podemos aprovechar esa cadena logística.
El hidrógeno verde necesita renovables para su producción...
Claro, si quieres hidrógeno a bajo coste mediante electrólisis tienes que ir al cinturón solar, a Egipto por ejemplo. Nosotros ofrecemos una forma de llevar ese hidrógeno barato de Egipto a Alemania sin vernos penalizados por los costes de transporte.
¿Cuál es el eje de su negocio?
Tenemos dos patas de actividad. Una puramente productiva, una línea de fabricación donde hacemos los tubitos del reactor, las membranas. Y luego hay un equipo de ingeniería que diseña los reactores donde van instaladas esas membranas. Ese conjunto se vende y lo operamos en la planta del cliente.
¿De qué sectores son esos clientes?
Bueno, ahí está la pregunta abierta. Ahora el hidrógeno se usa en petroquímicas, en producción de amoniaco, que está creciendo mucho para fertilizantes, y en metanol. Esos son los mercados reales. Si mañana queremos usar esto para descarbonizar transporte pesado o industria hay que estimular la demanda.
El hidrógeno tarde o temprano llegará a las acerías. En el transporte, el primero va a ser el naval y hay una oportunidad en grandes camiones
¿Falta impulso político?
Hay una parte que depende de decisiones políticas, sí. Pero ojo, el hidrógeno va a jugar un papel en la descarbonización sí o sí porque ahora mismo entre el 2 y el 3% de las emisiones mundiales de CO2 provienen de la propia producción del hidrógeno. Solo eso ya hay que descarbonizarlo, ya tenemos un mercado cautivo en el que tenemos que estar.
Saquemos la bola de cristal. ¿Cree que el hidrógeno verde tendrá un papel realmente en la descarbonización industrial?
En la siderurgia yo creo que sí, los procesos de DRI antes o después llegarán. El tema es cuándo. Una planta de acero consumiría cientos de miles de toneladas de hidrógeno por año, es una barbaridad. En cuanto a capacidad productiva ahora mismo no estamos preparados. El hidrógeno por electrólisis es caro.
Estamos cerrando proyectos en Estados Unidos que anunciaremos en breve. También cerca de cerrar cosas en Italia o Noruega
¿Y el transporte?
El primero va a ser el naval y luego creo que puede tener un papel en grandes camiones, pero falta la red de recarga. Ahí hay que ver qué pasa con las canalizaciones, los sistemas de transporte de hidrógeno entre países... queda mucho camino por delante.
H2SITE ya trabaja en el sector naval y marítimo.
Sí, es uno de nuestros cuatro segmentos: la descarbonización del transporte marítimo, los proyectos en puertos, las infraestructuras de tuberías y almacenamiento, y por último la extracción de hidrógeno del subsuelo.
¿Es realista almacenar hidrógeno en cuevas como proyecta Enagás?
Sí. Ya se hace en Estados Unidos desde hace tiempo, también en Reino Unido. La dificultad es encontrar la formación geológica que no sea porosa e impida que el hidrógeno se escape. Pero insisto, qué viene antes, el huevo o la gallina. Para almacenar grandes cantidades de hidrógeno necesitamos producir grandes cantidades de hidrógeno.
H2SITE factura más del 80% en el extranjero...
Buscamos nichos donde seamos relevantes y aquí pues hay muy pocos. En Australia tenemos un proyecto con un socio para extraer hidrógeno del suelo, en Reino Unido para descarbonizar una flota de autobuses... Estamos cerrando proyectos en Estados Unidos que son más grandes y anunciaremos en breve. También cerca de cerrar cosas en Italia y Noruega.
En Euskadi hemos sido los primeros en producir hidrógeno en un buque. Hay que enorgullecerse pero ahora toca ir a proyectos más grandes
Esas nuevas puertas llevan a ampliar las instalaciones, como avanzaba recientemente este medio.
Estamos montando otro centro de producción de reactores porque en Loiu ahora no hay espacio. Estamos mirando ubicaciones por la zona de Zamudio.
Son pieza clave en el Corredor Vasco del Hidrógeno. La sensación es que Euskadi ha apostado fuerte por esta tecnología, tanto a nivel público como privado.
El Corredor Vasco del Hidrógeno es algo muy bueno. Petronor ha sabido ver bien la oportunidad y demuestra la fuerza de nuestro ecosistema industrial.
¿Está Euskadi bien posicionada?
Tenemos muchas iniciativas pioneras, por ejemplo hemos sido los primeros en producir hidrógeno en un buque, debemos enorgullecernos y es verdad que es una gozada trabajar en este ecosistema.
¿Pero qué futuro le ve al Corredor ahora que Repsol siembra dudas sobre el electrolizador más grande?
A ver, es cierto que hasta ahora hemos estado, por decirlo de forma coloquial, con juguetitos. Ahora yo tengo un proyecto en Bélgica para convertir amoniaco en hidrógeno que son 65 millones de euros, claro eso ya no es un juguete. Hay un riesgo industrial detrás... Quiero decir que el desafío ahora es abordar esa fase de crecimiento. En los próximos dos o tres años se va a poner a prueba cómo de serios somos.
¿Estamos lejos de poder llevar la producción de hidrógeno a escala industrial?
Tampoco quiero ser tan crítico. Al final creo que el hidrógeno se vio como algo que nos iba a resolver todos los problemas de la transición energética, pero ahora vemos que es un gas difícil que hay que entender y necesita tiempo para madurar. Desarrollar la red de gas natural nos ha llevado 80 o 100 años... lo que tenemos frente a nosotros es un reto mayúsculo. Pero está bien haber empezado. Ahora en dos o tres años toca ir a cosas más serias.