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Hay un consenso político y económico en torno a la necesidad de dotar a las EPSV de un papel protagonista en los próximos años. Algo arrinconados en un segundo plano a raíz sobre todo de las apreturas en los bolsillos y en la negociación colectiva, los planes de pensiones con 'label' vasco están ante una nueva oportunidad con la reforma fiscal en ciernes y ese nuevo ecosistema financiero que arma el Gobierno de Imanol Pradales para fortalecer el arraigo.

El mapa de las Entidades de Previsión Social Voluntaria es muy amplio aunque por su peso el foco suele concentrarse en las denominadas EPSV colectivas de empleo, cuya base del patrimonio se genera con aportaciones de empresarios (o instituciones públicas) y trabajadores.

Las más conocidas en ese sentido son Lagun Aro EPSV, del Grupo Mondragon, Itzarri y Elkarkidetza (trabajadores públicos) y Geroa, de los sectores económicos de Gipuzkoa (parecida a Geroa acaba de nacer Etorkizuna EPSV en Bizkaia).

Precisamente dos de estas, Elkarkidetza y la propia Geroa, unieron hace 20 años fuerzas en un fondo común, Orza, para tomar participaciones en empresas vascas o próximas a Euskadi y contribuir a su arraigo y crecimiento.

Unai Rementeria, a la derecha, presidente de Elkarkidetza, en la presentación del balance de las EPSV / EP

Crecimiento de empresas innovadoras

Ese papel tractor en el tejido empresarial que se quiere dar desde el Ejecutivo vasco a las EPSV no es por tanto nuevo, aunque sí es cierto que la cartera de participadas de estas entidades la integran principalmente firmas de pequeño tamaño, salvo excepciones como la de la cotizada Tubacex, de la que Itzarri es uno de los principales accionistas (además la EPSV de los funcionarios de Lakua tiene porcentajes mínimos de Iberdrola, CIE Automotive, Arteche o Dominion).

En el caso de Orza la apuesta está sobre todo en la biosalud y la innovación. En total el fondo suma 26 participadas, entre las que destacan por proyección y tamaño Satlantis o Biolan.

Orza participa también en Satlantis, del sector aeroespacial

La firma de Asier Albizu es quizá la punta de lanza de Orza dentro del sector salud, el preferente en cuanto a nuevas inversiones en los últimos años.

Solo desde 2019, poco más de cinco años, el fondo ha entrado en hasta nueve compañías de Euskadi y Navarra ligadas a todo lo que tiene que ver con el tratamiento de dolencias y enfermedades y el bienestar en general: Abanza, Deneb Medical, Eversens, Naru Intelligence, Bemed-Jemed, Mikrobiomik, Polimerbio, IES Medical y Yuït, esta última dedicada a la producción de comida saludable.

Si a estas se suman participaciones anteriores como la propia Biolan, Histocell e Iline, prácticamente la mitad de las empresas en las que invierten las dos EPSV son de perfil biosalud.

En cuanto al resto de la cartera incluye sectores tan diversos como el aeronáutico (Burdinberri), fundición (Wisco), drones (Alerion) o la inteligencia artificial (Sherpa) y ciberseguridad (Countercraft). El año pasado Orza invertía en la empresa guipuzcoana de azulejos de alta gama Ezarri.