La debilidad de las principales economías europeas es un problema para la industria vasca, pero no todos los sectores tienen el mismo grado de dependencia de potencias como Alemania o Francia. La automoción es una de las actividades más expuestas a esos mercados exteriores y, a la espera de la reactivación anunciada en el corazón de Europa el año que viene y del impacto de los aranceles en Estados Unidos, va camino de cerrar un 2024 para olvidar.
Las cifras dicen además que la automoción vasca está sufriendo en mayor medida la caída de exportaciones que los territorios de su entorno, algunos de ellos también con instalaciones productivas de gran tamaño de marcas de referencia.
Si el eje del sector en Euskadi es Mercedes Vitoria, con un altísimo porcentaje de ventas en el extranjero, lo interesante es comparar cuál ha sido la evolución a lo largo del año de las exportaciones de aquellas comunidades autónomas que cuentan con factoría de un gran fabricante y que por ello presentan cifras de ventas más voluminosas.
Y Navarra, sin ir más lejos y a pesar de que Volkswagen Landaben comparte muchas de las cuitas de Mercedes (ambas están inmersas en la transformación para electrificar la producción), ha podido sostener las ventas al exterior mucho mejor.
Euskadi es, de hecho, el territorio de la zona norte que peor evolución presenta en el apartado de exportaciones de vehículos y componentes (no incluye neumáticos) con una caída del 14,75% hasta septiembre (5.200 millones de euros, 900 millones menos que en 2023).
Castilla y León, en cabeza
Según datos de comercio exterior del Ministerio de Economía, las exportaciones del sector crecieron en Navarra un 11% en los nueve primeros meses del año hasta rozar los 3.000 millones de euros. Es cierto que la mejoría puede diluirse en función de cómo evolucione ese plan de recortes anunciado por el gigante Volkswagen, en principio acotado a Alemania.
De las otras comunidades del entorno con una economía volcada en la automoción hay que destacar el aumento de las exportaciones en Galicia, del 6%, y en especial de Castilla y León, por encima del 30%.
La comunidad gallega cuenta como referencia con el grupo Stellantis, en torno a la cual gira una importante cadena de proveedores, y Castilla y León cuenta con marcas como Renault, Iveco o Nissan. En Burgos está además la sede de la firma de componentes Antolin y tienen presencia también la vasca Gestamp.
Bajan Aragón y Cataluña
Peor evolución han tenido hasta septiembre las exportaciones de la industria automotriz aragonesa (Stellantis) y catalana (Seat y con un proyecto incipiente de la china Chery en la antigua Nissan), aunque con bajadas algo más cortas (-12% y -11,6%, en cada caso) de la registrada en el País Vasco.
En cuanto a los otros territorios de la mitad norte, Asturias y Cantabria aumentan sus ventas al extranjero, aunque los volúmenes que maneja el sector en estas comunidades son mucho más modestos.
De esa forma la industria de automoción vasca, que cuenta más allá de Mercedes con grandes actores como Gestamp o CIE Automotive (las ventas de Michelin y Bridgestone se computan aparte en las estadísticas oficiales), presenta la segunda bajada de las ventas fuera de España más pronunciada entre las comunidades autónomas con una industria automotriz puntera.
Solo empeora los registros hasta septiembre la Comunidad Valenciana (Ford), con una caída cercana al 20%, cinco puntos más. Madrid baja un 10% mientras que el resto de territorios presenta cifras de ventas casi testimoniales.
Todo este mapa irregular, con territorios al alza y otros en claro retroceso, deja un descenso de las ventas a nivel nacional del 4,5% (43.500 millones de euros), una pérdida relativamente suave teniendo en cuenta el contexto actual de la industria europea.