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La ubicación de las instalaciones de Talgo en Álava convierten la ampliación necesaria para sacar adelante los pedidos, más allá de cómo quede finalmente el reparto del accionariado, en un rompecabezas. La compañía, con sede en Madrid y fábrica también en Las Matas, tiene ese segundo centro productivo mayoritariamente en el término de Ribabellosa, a donde pertenece oficialmente la planta, pero son muchos los intereses compartidos con Miranda de Ebro.

Una pequeña parte de los terrenos pasan de hecho al municipio burgalés, cabeza de comarca de 35.000 habitantes y donde vive buena parte de la plantilla del fabricante de trenes de alta velocidad. Talgo tiene además un impacto muy relevante en proveedores y empresas del entorno.

Lo cierto es que esa 'doble territorialidad' no está generando de momento fricciones políticas en la gestión de la salida de los accionistas mayoritarios, proceso encabezado en un inicio directamente por el Gobierno central, que paralizó la llegada de Magyar Vagon, y ahora con la batuta en manos del ejecutivo vasco tras la entrada en escena de José Jainaga.

La negociación abierta por el dueño de Sidenor para hacerse con el control de la compañía, que este fin de semana parece haberse enfriado algo, ha sido el espaldarazo definitivo para que el gabinete de Imanol Pradales mueva ficha y estudie una operación a múltiples bandas para obtener de la venta el máximo beneficio para Euskadi.

El lehendakari, Imanol Pradales, junto al presidente de Sidenor, José Antonio Jainaga / IREKIA

Euskadi juega sus cartas

Ahí el fondo para el arraigo Finkatuz puede ser un actor como lo podría ser también la fundación Vital, que se ha mostrado dispuesta a comprar una parte de Talgo.

BBK y Kutxa aun no se han pronunciado, si bien parece que una condición clave para la entrada conjunta de las antiguas cajas sería la reubicación de la sede social de la compañía en Euskadi.

El presidente de la Fundación Vital, Jon Urresti.

En el caso de Finkatuz los estatutos del fondo contemplan la posibilidad de invertir en empresas con instalaciones productivas tractoras en el empleo y la economía de Euskadi aunque su sede esté fuera de la comunidad autónoma, si bien Pradales viene dando a entender que Lakua solo entrará directamente en el accionariado si Talgo vuelve a domiciliarse en el País Vasco.

Así las cosas el 'frente vasco' juega sus cartas para hacer que esas inversiones que irremediablemente se tendrán que acometer, entre ellas posiblemente un centro de innovación, caigan del lado de Euskadi.

Planta de Talgo en Rivabellosa (Álava) / IÑAKI BERASALUCE - EP

No se trata solo de una cuestión geográfica. Cuando hace diez años Talgo amplió sus instalaciones en Rivabellosa en el marco de una oleada de grandes proyectos como el del AVE Meca-Medina, lo hizo con el seguimiento del Ejecutivo vasco y de la Diputación de Álava, instituciones que impulsaron las conexiones para favorecer la entrada en plantilla de vecinos del entorno de Vitoria.

En cuanto a las posibilidades para la ampliación, hay margen para seguir creciendo dentro del término de Rivabellosa pese a la pujanza de proyectos en Arasur, por ejemplo en la parcela próxima donde se almacenaban palas eólicas y que quedó libre con la marcha de Gamesa de Miranda.

Según Diario de Burgos, el gobierno de Castilla y León trata de apretar para que la planta se estire hacia Miranda, en concreto en la pedanía limítrofe con Álava de Ircio. Fuentes consultadas por este medio transmiten que, aunque esa opción sería viable físicamente por la disponibilidad de suelo, aun no hay nada avanzado que permita anticipar la dirección, o direcciones, en que crecerá la factoría.

Terrenos de Panattoni en Ircio, en suelo castellanoleonés. Luis Miguel Añón