Así funciona la disciplina que permite a las empresas vaticinar su futuro

Así funciona la disciplina que permite a las empresas vaticinar su futuro

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Así funciona la disciplina que permite a las empresas 'vaticinar' su futuro

Isabel de Salas, directora general de Strategic Foresight, detalla cómo las empresas pueden "abrir un abanico de alternativas" para adaptarse a los cambios que tendrán que hacer frente en unos años

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El tejido empresarial vasco se enfrenta a uno de los momentos más complejos en los últimos años. La crisis industrial europea, la competencia asiática o la política proteccionista de Trump están dejando consecuencias directas en la mayoría de compañías vascas, que notan como su cartera de pedidos o productividad se está viendo lastrada por ello. 

Todo esto afecta directamente a las previsiones que muchas de estas compañías vascas o con sede en el territorio habían estimado para los próximos años y, aunque no necesariamente tiene que aplicarse en momentos de vulnerabilidad, es aquí donde entra en juego la Strategic Foresight, una disciplina que acerca el futuro al presente para ayudar a todas ellas a tomar mejores decisiones.

“Se basa en conectar ese posible futuro con el presente, con las decisiones que tengo que tomar en el día de hoy, traducir toda esa incertidumbre en información para anticipar qué podría ocurrir, qué impacto puede tener y qué decisiones puedo tomar”, explica Isabel de Salas, directora general de Strategic Foresight, una consultora especializada en este tema, con 20 años de experiencia en estrategia corporativa, de innovación y de marca y elegida por Forbes como una de las principales ‘futuristas’.

Un término del que Isabel rehúsa, y es que, apunta, “no se trata de predecir el futuro porque el futuro todavía no existe. Lo que hacemos es intentar entender muy bien qué está pasando hoy, estudiar todas esas señales o patrones de cambio y ver hacia dónde nos conducen, cuáles son esas posibles evoluciones. Abrimos un abanico de alternativas de lo que podría ocurrir y, a partir de ahí, vemos dónde hay riesgos u oportunidades para una empresa”.

Isabel de Salas, directora general de Strategic Foresight

Isabel de Salas, directora general de Strategic Foresight

Euskadi como referente

Esta disciplina no es nueva, lleva décadas siendo utilizada fuera de España, tanto a nivel gubernamental como corporativo; aunque es ahora cuando empieza a calar a nivel nacional. En especial en Euskadi, donde la forma de entender la economía y empresa marca la diferencia

“Está tremendamente incluida en la manera de trabajar de muchas empresas, no sé si de todas, pero desde luego es algo mucho más prevalente que en cualquier otra región de España. Tienen muy arraigado eso de cuidar mucho las raíces y el legado que dejas para generaciones futuras. Esa mentalidad que cuesta tanto cambiar en otras compañías, entra de una forma muy natural en las vascas, porque muchas ya lo tienen como su forma de hacer, de manera intuitiva, a lo mejor sin ser conscientes, pero ya están pensando en cómo ser mejor empresa para el legado que van a dejar a las generaciones de que vienen después”, indica. 

Isabel de Salas, directora general de Strategic Foresight en una de sus consultorías

Isabel de Salas, directora general de Strategic Foresight en una de sus consultorías

Desafíos

Esta metodología debe llevarse a cabo en todos los sectores, “porque va a haber tantos cambios que las compañías que no estén adelantándose, cuando se den cuenta de que necesitaban haberlo pensado, igual ya es tarde, porque ya va a haber otras que se van a adelantar”. 

Y es que, aunque se suele trabajar con un horizonte temporal de medio largo plazo, a partir de 5-10 años, cuando hay mucha incertidumbre, también se trabaja con plazos de un año. Precisamente la situación en la que nos encontramos ahora, sacudidos por eventos internacionales o globales que afectan directamente al tejido empresarial vasco.  

Entre los desafíos a los que se enfrentarán las empresas vascas en los próximo años, la ‘futurista’ destaca los cambios tecnológicos, “como inteligencia artificial, robótica y automatización”, el talento y las demandas de las nuevas generaciones, la demanda de ‘materiales críticos, materias raras’ o el comercio exterior cambiante por el que “las cadenas de suministro globales se pueden ver muy afectadas, porque de repente cambia un dirigente en otro país, como es Estados Unidos y nos cambia por completo la política exterior”. 

Y, concluye, aunque la mentalidad vasca ayuda a que esta disciplina se desarrolle de manera más sencilla y rápida, avisa: Euskadi no lo tiene todo hecho, “les faltan las herramientas que les ayuden a hacerlo tangible, activo en las compañías y poderlo aplicar. No pensar en el futuro como algo que se tiene que predecir, sino como algo que se tiene que construir, y no pensarlo como algo único y singular, sino como algo plural, como un abanico de opciones con las que la compañía puede prepararse mejor para el futuro en el presente”.