Jokin Aperribay, dueño de Sapa, durante una rueda de prensa como presidente de la Real Sociedad.
Por qué la guerra de Aperribay y Escribano puede impactar en la industria vasca
Ambas familias pugnan por la influencia en Indra y por las conexiones con Moncloa a las puertas de una fase de grandes contratos e inversiones en Defensa
El plan de Defensa de Sánchez se olvida de Euskadi aunque habrá dinero para empresas vascas
No solo la guipuzcoana Sapa, que protagoniza este artículo, está en guerra con Escribano. Otras grandes empresas vascas vinculadas al negocio de Defensa asisten con preocupación a la gran jugada que prepara Ángel Escribano tras su ascenso a la presidencia de Indra.
Esta última compañía es el tablero de juego en el que se disputa no solo el reparto de contratos y dinero entre los players del sector a corto, también y sobre todo las influencias y las conexiones con el poder político a medio plazo.
Y los Escribano van camino de convertirse en la familia con mejor asiento en la mesa de Moncloa y, por ello, con mejor posición a la hora de dirigir las millonarias inversiones en Defensa que se esperan los próximos años.
Un ascenso que quedará consagrado una vez se materialice la compra desde Indra de la empresa de la familia, Escribano Mechanical & Engeneering (EM&E), un actor secundario en el sector hace unos años pero venida a más gracias a millonarios contratos públicos sobre todo a partir de la pandemia.
Ángel Escribano.
Aperribay, arrinconado en Indra
Con esa operación de fusión con EM&E, los hermanos Ángel y Javier pasarán a contar con una cuota del capital de Indra muy próxima a la de la Sepi (máximo accionista con el 28%), dejando definitivamente arrinconados a los siguientes socios por cuota en la tecnológica entre los que sobresale Sapa, de la familia Aperribay, con un 8%.
Y eso después de que la firma con sede en Andoain haya tenido un papel como muñidora en el matrimonio entre Indra y otra compañía crucial en el desarrollo militar de España como es la vasca ITP Aero.
Al propio Jokin, rostro más visible al frente de Sapa por ser presidente de la Real Sociedad, se le han atribuido siempre excelentes relaciones con el Ejecutivo de Pedro Sánchez y el 'favor' como palanca para la entrada de Indra en ITP parecía poner el broche a este vínculo.
Presentación del nuevo centro de I+D de Sapa en Jaén
Sapa, fuera de ITP
El desenlace de aquel capítulo, eso sí, quedó sin explicar. Sapa, a la que durante dos años se le dio la condición de socio industrial del Gobierno vasco para acompañar al fondo Bain en ITP Aero, terminó de no ver clara la operación y se desmarcó a última hora de la aeronáutica de Zamudio.
Fue este medio el que desveló, en base a fuentes de la propia Bain, que el fondo de EEUU se iba finalmente a cerca del 80% de la propiedad de ITP al quedarse fuera la firma de los Aperribay (sí entraron el Gobierno vasco, JB Capital y la propia Indra). Desde Sapa se optó por no dar explicaciones en ese sentido más allá de apuntar al encarecimiento de las porciones ofrecidas por Bain desde el momento en que se lanzó el preacuerdo y la firma final de la compraventa.
¿Puede ese paso atrás haber condicionado la relación con Moncloa? No lo parece, toda vez que Indra ha declarado su intención de ir a por más en ITP una vez Bain opte por rentabilizar su inversión. Esa será otra batalla: el Gobierno vasco deberá mover ficha y apretar en Madrid para mantener la influencia en ITP ante la expansión de Indra.
Pradales y Pedro Sánchez junto al presidente de ITP, Juan María Nin
Fusión en marcha y contrato de Sapa en EEUU
Hay consenso en que los Aperribay tienen más que difícil ganar la guerra a los Escribano pero estos días se han anotado un tanto importante al avanzarse una adjudicación, aun no definitiva, de un megacontrato de unos 5.000 millones para el ejécito de Estados Unidos.
La asignación va de la mano de otro actor relevante en el culebrón como es General Dynamics. El consorcio estadounidense es propietario de Santa Bárbara Sistemas, otra de las grandes firmas de Defensa en España, líder en concreto en la fabricación de vehículos militares terrestres.
Instalaciones de Sapa en EEUU
La unión en este megacontrato Sapa-General Dynamics (Santa Bárbara) da aire a los Aperribay frente a la tercera en discordia, Indra.
Las tres compañías integran el consorcio que monta los nuevos blindados de combate para el ejército español y diversas informaciones apuntan a que Ángel Escribano busca la salida de la estadounidense del pedido después de no haber logrado avanzar en una integración de la propia Santa Bárbara.
Al margen de Sapa y de la participada ITP, la voraz expansión de Indra se observa con preocupación también desde otras firmas vascas con intereses en Defensa como Sener y Aernnova (ambas figuran en el top 100 de españolas con más ingresos procedentes del negocio militar).
El ascenso de los Escribano, pese al viento de cola para el sector, anticipa un escenario dominado por un jugador muy cercano al Gobierno con gran capacidad para condicionar grandes contratos y limitar nuevas oportunidades.