El lehendakari, Imanol Pradales, junto al presidente de Sidenor, José Antonio Jainaga, en la visita a las instalaciones de Talgo EFE
La inversión extranjera apunta a otro bajón en plena racha de triunfos de consorcios vascos en empresas
Solo un fuerte repunte inesperado en el final del año puede evitar un nuevo descenso del capital foráneo en Euskadi, que ha llegado principalmente en los últimos años para hacerse con el control de compañías locales
Son dos caras de la misma moneda. En un contexto en el que prácticamente la totalidad de la inversión extranjera llega a Euskadi para comprar empresas, poner esfuerzos en que sea el capital vasco el que amarre las compañías en el escaparate tiene como derivada que llega menos dinero de fuera.
A esa fotografía apuntan las cifras publicadas por el Ministerio de Economía, Comercio y Empresa relativas al cierre del tercer trimestre. Con 294 millones procedentes de otros países en nueve meses, solo una operación de gracia en el tramo final del año puede evitar un nuevo descenso.
Ya en 2024 el balance fue más pobre que en 2023, quedando el salto total ligeramente por encima de 1.000 millones atraídos, un 32% menos que el ejercicio anterior.
En la época reciente hay que resaltar el pico de 2022, con más de 5.000 millones de euros, coincidiendo con la compra de ITP Aero por Bain Capital y la desinversión de una parte de los activos de Gamesa, que fueron para SSE Renewables.
La venta de ITP disparó la inversión extranjera en 2022
Parte baja de la tabla
La tendencia a la baja es clara, aunque procede colocar en la ecuación una reflexión habitualmente compartida por Orkestra, el Instituto Vasco de la Competitividad, que remarca que la amplia mayoría de ese capital de fuera aterriza en busca del control de los centros de decisión de empresas vascas.
El porcentaje para las llamadas inversiones greenfield, las que se ejecutan para montar nuevas instalaciones productivas de compañías ya existentes, es prácticamente residual.
Con ese panorama el descenso de la inversión extranjera no tiene por qué ser un mal indicador, más aun cuando Euskadi vive un momento tan fervoroso en lo que a movilización de recursos locales se refiere.
Sede de Ayesa en Euskadi
Los diversos consorcios armados para lograr la sede de Talgo, Ibermática (Ayesa IT) o Uvesco taponan precisamente la llegada de capital foráneo en sus distintas formas.
En el caso del grupo de distribución, de haber sido Carrefour el comprador se hubieran sumado un buen puñado de millones de euros a la lista.
Supermercado BM del grupo Uvesco
Y en el caso de Talgo y Ayesa, pese a no tener aun la sede en Euskadi, ambas hubieran sido catalizadoras de inversiones foráneas en las instalaciones vascas en caso de nombrar máximos accionistas extranjeros.
Con esos 294 millones atraídos hasta septiembre, Euskadi es la undécima comunidad autónoma por volumen de inversión, lejos del sitio que se le presupone en la tabla por peso económico, a falta de computar el tramo final del año.
Entre otras, en estos tres últimos meses ha trascendido la operación de compra de Garbialdi por la danesa ISS.