El popularmente conocido como ‘juanete’ consiste en una deformidad progresiva del dedo gordo del pie que se desvía hacia el resto de dedos, llegando a superponerse, distorsionándolos. Esta anomalía provoca una protuberancia en el borde medial del antepié, que es la parte anterior del pie formada por el metatarso y las falanges.
Los juanetes, que afectan, en mayor o menor grado, a los dos pies, pueden aparecer debido a muchas causas, como enfermedades reumáticas, componentes genéticos o anatómicos del pie o incluso al uso de calzado inadecuado.
Múltiples tratamientos
Existe un amplio abanico de abordajes para tratar los juanetes. El uso de antiinflamarios para aliviar los síntomas, el estudio de la pisada para descartar que se deba a causas biomecánicas, plantillas a medida, protectores, ortesis de silicona o férulas nocturnas para corregir la posición de los dedos, fisioterapia y fortalecimiento muscular, además de la recomendación de calzado adecuado para aliviar los síntomas.
Los juanetes afectan a la movilidad y la calidad de vida, y durante mucho tiempo han sido sinónimo de intervenciones dolorosas y largos periodos de recuperación. Sin embargo, recientes avances en el campo de la anestesia y la cirugía mínimamente invasiva están transformando radicalmente este panorama.
La cirugía, la opción definitiva
Si ninguna de estas técnicas da el resultado esperado, la cirugía es la alternativa adecuada cuando el dolor, la sintomatología y la progresión de la enfermedad suponen una limitación para quien sufre esta patología. No todos los casos requieren intervención quirúrgica, y aquellos que sí la necesitan ahora pueden optar por procedimientos menos invasivos y más efectivos.
"Los pacientes intervenidos caminan desde el primer día y experimentan poco dolor”, aclara el doctor Andrés Delgado Ghersi, especialista en Traumatología y Cirugía Ortopédica del Hospital Quirónsalud Bizkaia para desmontar la percepción de que la cirugía de juanetes sea un proceso doloroso y prolongado.
El juanete, caracterizado por dolor y dificultades para caminar, puede convertirse en una condición incapacitante para quienes lo padecen. “La cirugía no supone un proceso muy doloroso, ni requiere de una larga inmovilización", recalca el especialista.
Nuevas técnicas de anestesia
Dos tipos de intervenciones son comunes en la actualidad: la cirugía abierta y la cirugía mínimamente invasiva, esta última siendo la opción más novedosa y preferida por muchos pacientes. El objetivo principal de estas intervenciones es restaurar la funcionalidad del pie y eliminar el dolor, lo que se logra de manera más efectiva con la cirugía mínimamente invasiva.
"Las nuevas técnicas de anestesia de las que disponemos, independientemente al tipo de intervención, nos permiten manejar muy bien las dolencias postoperatorias. Respecto al reposo, los pacientes -equipados con unas muletas y un zapato especial que carga el peso en el talón- pueden comenzar a desplazarse con libertad desde el primer día", explica el traumatólogo.
"Mejora mucho el postoperatorio inmediato y reduce el dolor, la inflamación y la posibilidad de infección", concluye el doctor Delgado para destacar los beneficios del enfoque mínimamente invasivo.