Que si hace frío, que si la falta de tiempo, que si uno no sabe los lugares para correr con seguridad y comodidad. Estas son algunas de las excusas que pueden poner los que todavía no se han iniciado en esto de correr, el running como se ha popularizado de unos años a esta parte, o bien para aquellos que sí lo hacen, pero no con tanta frecuencia como deberían. Condiciones climatológicas aparte, desde Crónica Vasca se ofrecen algunos de los mejores espacios para correr y vencer a la pereza.
Y es que, de llevarlo a cabo, uno puede aprovechar los múltiples beneficios de esta práctica deportiva: contribuye a mantener en óptimo estado tanto la musculatura como los huesos, al tiempo que aleja el riesgo de padecer problemas de diabetes, hipertensión o hasta patologías cardiovasculares. Lo dicho, a calzarse las zapatillas, un poco de música (solo si es en espacios donde no haya circulación y a un volumen correcto) y a empezar el trote.
Ría de Bilbao
Uno no está en mitad del campo, pero la zona tampoco es que no merezca recibir halagos. Un largo recorrido junto a la ría tan protagonista de la capital vizcaína para repetir el buen hábito de cuidarse cada día con algo de ejercicio. No hay pérdida en este caso: basta con empezar en el punto mismo del Ayuntamiento de la villa para seguir por el paseo de Uribitarte, pasar junto al Museo Guggenheim y llegar hasta el puente de Euskalduna.
Si uno ya tiene experiencia en estas lides a la hora de correr puede optar por hacer el recorrido entero y volver por la zona de la Avenida de las Universidades y el Paseo Campo de Volantín o bien, para aquellos que no quieran subestimar su capacidad deportiva, cubrir una parte diferente de recorrido cada día. Para los más valientes que quieran volver al punto inicial, por delante más de 11 kilómetros de recorrido puramente urbano disfrutando de las vistas del mejor centro de Bilbao.
Paseo de la Concha en Donostia
Si el de antes era un recorrido que guardaba una especial simbología, no tanto en un ámbito puramente deportivo, este no se queda corto. Es el caso del precioso paseo que rodea plácidamente a la bahía de la Concha en la ciudad de Donostia. Quizá sea uno de los espacios para correr más bonitos de todo Euskadi y sin salir de la ciudad misma. Y con unas vistas de postal.
Así, uno puede comenzar en la conocida escultura de El Peine del Viento de Eduardo Chillida y hacer todo el recorrido circular pasando por el Homenaje a Fleming, del mismo autor, hasta llegar a la Construcción Vacía de Jorge Oteiza. Una ruta cultural y escultórica que si resulta corta para los más expertos en esto del running mañanero puede continuar por el puente del Kursaal y terminar por la playa de la Zurriola en la obra de la Paloma de la Paz de Néstor Basterretxea. En total, 6 kilómetros que la salud agradecerá.
El Anillo Verde de Vitoria-Gasteiz
Para los más afortunados que tengan algo más que asfalto para correr, una fantástica opción es animarse a hacerlo en el Anillo Verde de la capital gasteiztarra. Todo un emblema natural para sus ciudadanos como es este entorno formado por el conjunto de los parques que rodean la ciudad y que empezó siendo un proyecto de restauración ambiental para crear en esta periferia un rincón con alto valor ecológico.
El escenario perfecto, entonces, para correr siempre que el tiempo no lo impida. Eso sí, el recorrido circular entero son unos 30 kilómetros por lo que es poco probable que pueda servir de rutina diaria. Solo apta para campeones como Martín Fiz. Lo que sí puede hacer el resto de aficionados al running es tomar como base cada día una zona distinta del Anillo Verde. Así, uno podrá correr por los parques de Armentia, Olarizu, Salburua, Alegría, Zabalgana, Zadorra, Errekaleor y Las Neveras.
Consejos antes de empezar
Localizado el sitio, ahora solo queda tener algo de cabeza para no lanzarse a lo loco a la carrera. Y nunca mejor dicho. Consejos que merece la pena recordar para empezar poco a poco y sumarse a la moda del running. Lo primero de todo es ser realista y no pretender correr como un experto durante media hora o más.
Con esto sabido, lo primero de todo es calentar previamente (y estirar al finalizar) para evitar lesiones, y comenzar por pequeños recorridos en poco tiempo. Con la experiencia se podrá ir aumentando ese tiempo y esa distancia, de la misma manera que se va aprendiendo a adoptar la postura correcta: cabeza erguida, tronco recto, brazos en equilibrio y zancadas cortas.