La disquisición sobre la acción terrorista de ETA parece sencilla. Pues Arnaldo Otegi y la izquierda abertzale han dado una lección esta semana, precisamente en la que se cumplían 10 años del cese la violencia, de cómo se puede embarrar. Comenzó el lunes reconociendo que se había generado un dolor que no tenía que haber ocurrido, para luego señalar que la clave de todo es que salgan los presos a la calle y, el remate final, lo ha puesto el secretario general de Sortu, Arkaitz Rodríguez, al señalar que harán lo posible para evitar los homenajes a los presos de ETA cuando salen de prisión.