Muchas veces se recurre a las analogías cinematográficas para hacer referencia a situaciones: rivalidades que hacen de un sitio un lugar donde no cabe dos como en los 'western', "ofertas que no se podrán rechazar" como entre los Corleone, broches de cinturones que apretar... A lo de Gamesa la verdad es que uno no sabe si compararlo con 'La fuga de Alcatraz' o con 'El hundimiento'. En Alemania, quizá las escenas se han parecido más a las de la segunda película en los últimos 30 meses, en los que la eólica de Zamudio se ha dejado 2.324 millones de euros. Dos corredores vascos del hidrógeno, por compararlo con algo que nos permita tener una mínima conciencia del desastre económico por el que ha pasado Siemens Gamesa en los últimos dos años y medio.
La venta de la promotora de renovables a SSE fue la confirmación: aquel paso era el comienzo del fin de Gamesa
La rumorología de la OPA venía circulando meses por los mentideros ante los malos resultados. El nombramiento de Francisco Belil en el consejo de administración levantó sospechas, pero la venta de la promotora de renovables a SSE fue ya la confirmación: aquel paso era el comienzo del fin de Gamesa y así lo contamos hace cosa de un mes, cuando en Madrid ya se empezaba a trabajar con más documentos y borradores.
Todo el mundo sabe que los últimos dos años no han sido momentos sencillos, pero ahora, con la OPA ya confirmada, quizá toca que alguien dé explicaciones. Los problemas de Gamesa llevan meses siendo evidentes: una importante diferencia entre costes de producción y precios de venta de los aerogeneradores de eólica terrestre, el atasco de la turbina 5.X a la que se le fió la revolución del mercado... La pregunta es: si se tenían claros cuáles eran los problemas, ¿qué se han hecho para solucionarlos?, ¿que han hecho los equipos de Andreas Nauen y Jochen Eickholt para evitar que hayamos llegado hasta aquí?, ¿vino Jochen Eickholt ya con el plan de la OPA debajo del brazo? Y tres más: ¿de verdad ha aportado algo el continuo señalamiento de Christian Bruch desde Alemania?, ¿qué ha hecho Siemens Energy hasta la OPA para corregir el rumbo? Dicho de otra manera: si Siemens Energy dice en la noche del sábado que las sucesivas revisiones de previsiones económicas hacían crecer "la necesidad de actuar" para "detener lo antes posible" el deterioro de Gamesa, ¿es que hasta la OPA no se había hecho nada?
Si la "optimización de recursos" que anunció Eickholt sin cerrar plantas o despedir plantilla no ha funcionado, ¿cuánto de vivo sigue el compromiso de mantener las fábricas y los puestos de trabajo?
Obviamente, estas son preguntas sobre el pasado, que de poco le valdrán a los accionistas que vieron cómo las acciones de la eólica de Zamudio llegaron a estar a las puertas de los 24 euros y ahora les pagan 18 o a los trabajadores que temen por sus puestos de trabajo. A estas personas les importa el futuro, sobre el que a mí me surgen muchas cuestiones. ¿Se van a mantener todos los acuerdos suscritos por Gamesa con proveedores y clientes?, ¿qué pasará si la compañía sigue acarreando pérdidas a la matriz? Y la que quizá es más importante: si la "optimización de recursos" que anunció Eickholt sin cerrar plantas o despedir plantilla no ha funcionado, ¿cuánto de vivo sigue el compromiso de mantener las fábricas y los puestos de trabajo?
Han reinado la palabrería y los anuncios frente a los hechos, a los datos, a esos resultados que arrojaban números rojos
Evidentemente habrá que ser comprensivos hasta cierto punto con la dirección de la compañía, porque es obvio que ni Joe Kaeser ni Christian Bruch ni nadie en Alemania quería que Gamesa fuese mal, pero se han echado en falta explicaciones públicas hasta ahora. Han reinado la palabrería y los anuncios frente a los hechos, a los datos, a esos resultados que arrojaban números rojos. Este mismo lunes la compañía alemana se reúne con los medios por teléfono para responder a preguntas como estas.
En cualquier caso el fin de Gamesa, por muy predecible que fuese, no es una buena noticia para Euskadi. Habrá que ver qué pasa con las plantas como las de Asteasu y Mungia, centradas en eólica terrestre y sobre las que ya no se decidirá ni en Zamudio ni en Madrid; se decidirá en Múnich. Y eso no ayuda a Euskadi, por muy "espurio" que resulte decirlo.