Rectificar es de sabios, está claro, pero es mucho más sabio rectificar a tiempo. Este viernes el consejero de Economía y Hacienda, Pedro Azpiazu, admitía de facto su error la pasada semana, justo siete días antes, cuando aseguró que el terrorismo de ETA no había afectado de forma decisiva a la economía vasca. Aquellas palabras fueron una clamorosa equivocación, sobre todo porque contradecían a la propia realidad. Que se lo pregunten a las víctimas del terrorismo, a tantos empresarios que pagaron el mal llamado 'impuesto revolucionario' a los terroristas y a tantos otros que prefirieron no pagar pero se marcharon de Euskadi. 

Este viernes Azpiazu rectificaba, como decimos, y eso es digno de aplauso. Pero esta rectificación, como también hemos dicho ya, ha llegado muy tarde. Si bien es cierto que las prisas pueden ser malas consejeras en ocasiones, en este caso se requería mucha mayor celeridad por parte del consejero.