Pedro Sánchez, rodeado de periodistas.

Pedro Sánchez, rodeado de periodistas. Ricardo Rubio EP

Opinión

Periodismo y periodistas

22 julio, 2023 05:00

Se aprende, o debería aprenderse en la facultad de periodismo, ahora de ciencias de la información, que el periodista no debe ser el protagonista y que algo está ocurriendo, normalmente malo, cuando la noticia es el profesional de la información, y no lo que tiene que contar.

En las últimas semanas, y en plena campaña electoral, algunos periodistas se han convertido en noticia. Y lo han sido por motivos contrapuestos: alguno/a por no hacer bien su trabajo, y alguna/o, por hacerlo, y hacerlo bien. 

No se nos escapa a los que nos dedicamos a esto, que nuestra profesión no vive sus mejores momentos, y que somos uno de los sectores más criticados, entre otras muchas cosas, porque estamos permanentemente expuestos. El debate que se ha producido en las últimas semanas tras el cara a cara de Feijóo y Sánchez, y otros impactos mediáticos, es, en todo caso,  sano y es necesario, sobre todo si se hace de una forma constructiva. Lo primero y fundamental es distinguir la honrosa y necesaria profesión del periodismo de quienes la ejercemos.

Entre los profesionales del periodismo como en cualquier otro sector hay buenos, malos y regulares, pero sí es cierto, que tenemos una responsabilidad que no tienen otros colectivos, y un compromiso social que no podemos ni olvidar, ni obviar.

Decía el polaco Ryszard Kapuściński que “el trabajo de los periodistas no consiste en pisar las cucarachas, sino en prender la luz, para que la gente vea cómo las cucarachas corren a ocultarse”

Es bueno reconocer el trabajo bien hecho, pero sigue chirriando que un/a periodista cope conversaciones, redes sociales y medios de comunicación por haber hecho bien su trabajo. Eso presupone que habitualmente lo hacemos mal, o lo que es lo mismo, que no respondemos a los motivos de ser de nuestra profesión, y a lo que se espera de nosotros.

Decía el polaco Ryszard Kapuściński que “el trabajo de los periodistas no consiste en pisar las cucarachas, sino en prender la luz, para que la gente vea cómo las cucarachas corren a ocultarse”. Se trata, sin duda, de una frase que deberíamos tatuarnos a fuego para no olvidar lo que somos y para qué estamos. 

Somos mediadores sociales, a los que nuestra profesión nos reconoce y habilita para ser la correa de transmisión de la forma más fiel posible de  lo que acontece, de lo que importa a la gente. Nada más y  nada menos.

Los fundamentos prioritarios del periodismo son veracidad, objetividad, contraste y respeto, muchísimo respeto

Los fundamentos prioritarios del periodismo son veracidad, objetividad, contraste y respeto, muchísimo respeto. Hace tan solo unos días un referente de la profesión, Manuel Jabois, cuando recogía un premio decía “en mi oficio se avanza ignorando” y creo que no hay mejor definición para lo nuestro. Admitir nuestra ignorancia para poder crecer como profesionales y hacerlo con humildad. Ahí está la clave.

La nuestra es una labor maravillosa, poder ejercerla es un lujo, hacerlo bien es una obligación. Nos pagan para eso. 

Los halagos están bien pero son las críticas las que deben hacernos crecer, las que nos ayudan a resituarnos. Aun admitiendo que esto de ser periodista se ha complicado, puesto que de forma mayoritaria, la profesión conlleva precariedad, críticas, sobreexposición y la permanente necesidad de sobrevolar las vinculaciones económicas y políticas de los medios…si optamos por ser y ejercer de periodistas, tenemos que hacerlo bien. No es fácil, pero cuando menos, hay que intentarlo.

También es de justicia poner en valor y reconocer el trabajo de todos los compañeros, que son muchos, que normalmente no están en los medios más reconocidos, ni en las posiciones más visibles  y que hacen una labor seria y encomiable. Créanme, son muchos más de los que pueden parecer.

Admitiendo que tenemos mucho que mejorar, no imputen a la digna profesión del periodismo los errores de sus profesionales. La profesión que es más necesaria que nunca, se merece un respeto, y luego sí, a quienes la ponemos en práctica, exíjannos lo que consideren oportuno.

Algunos tenemos muy presente que no nos corresponde matar cucarachas. Lo que nos toca es encender la luz y enfocarlas, para que ustedes vean como corren a esconderse.