A ver la película de moda, Barbie, no se puede ir sin una pequeña guía, un manual de instrucciones, que nos ayude a entender algunas de sus más significativas frases y, sobre todo, a explicar a niños y niñas lo que está pasando en la gran pantalla. Sí, es una película para todos los públicos pero no es fácil de entender si no estamos familiarizados con el mensaje que lanza.
Lo primero que tenemos que hacer antes del visionado es aprovisionarnos , si no las llevamos de serie, de unas gafas moradas como las que en la vida real nos facilitan identificar situaciones, acciones, frases, chistes, comentarios o reacciones que serían impensables en Barbieland pero que fuera de ese “entorno seguro” para mujeres son muy habituales.
Hagamos un breve resumen para quienes aún no han ido a ver esta gran obra feminista que ha dirigido Greta Gerwin. En Barbieland mandan las mujeres y las hay de todo tipo y condición: blancas, negras, orientales, obesas, transexuales, discapacitadas, premios Nobel, granjeras, presidentas del país y sí, una Barbie estereotípica. Además de las Barbie, en ese mundo rosa viven los Ken, hombres que son un accesorio más como el coche o los complementos. ¿Te suena algo así pero al revés? Seguro que sí. Cuando un día nuestra Barbie estereotípica descubre que la muerte existe, al igual que la celulitis y los pies planos, sabe que en el mundo real alguien está jugando con ella y decide lanzarse a ese planeta desconocido. Le acompaña en el viaje su novio Ken, que descubrirá lo que significa el patriarcado pero al que dejará de interesarle absolutamente cuando se de cuenta de que no es algo que va de caballos, su máximo interés. Para no hacer spoiler diré que Ken intenta a la vuelta del viaje instaurar ese patriarcado en Barbieland y…. Vayan al cine. Háganlo porque se van a encontrar múltiples capas de interpretación sobrevoladas siempre por el feminismo.
Lo que comienza siendo una reivindicación de “las mujeres podemos ser lo que queramos siempre y cuando no nos corten las alas” pasa a criticar las visiones excluyentes, a reflexionar sobre la masculinidad, sobre la antigua no sobre la nueva, y a poner en valor que ni nosotras ni ellos han nacido para ser complementos ni accesorios de nadie. También tiene su toque de relación madre/hija con la aparición de Ruth Handler, creadora de la mítica muñeca.
Pasa a criticar las visiones excluyentes, a reflexionar sobre la masculinidad, sobre la antigua no sobre la nueva, y a poner en valor que ni nosotras ni ellos han nacido para ser complementos ni accesorios de nadie
De ahí, de la superposición de capas temáticas, que sigamos con el manual de instrucciones. Si decide ver Barbie acompañada de niños o niñas o de personas que aún no han probado esas gafas moradas, incluso si usted está poco familiarizado con este movimiento, va a necesitar explicación de algunas situaciones y conceptos. En un mundo en el que la igualdad no está interiorizada, en el que cada día se escapan frases, se viven situaciones discriminatorias y, lo más grave, la cultura de la violación sigue vigente, es necesario que cuando alguien se lanza a denunciarlo a través de una película el mensaje llegue y vaya calando. Más cuando se utiliza un mundo aparentemente infantil y muy rosa para hacerlo. Si no lo hacemos, si no explicamos a quien aún no vive en clave feminista, que en Barbieland las mujeres tienen un gran día todos los días porque no necesitan esperar a que el techo de cristal se derribe, los pasillos se ensanchen o los suelos dejen de ser pegajosos y nos impidan despegar, el gran trabajo de todo el equipo de Barbie no alcanzará su objetivo. Porque detrás de cada imagen, de cada frase y de cada vestimenta hay un mensaje con el que quieren convertir al mundo real en un mundo más justo y más igualitario.
Hay aún muchos hombres que se niegan a ver una peli “rosa”. Les da igual el mensaje, les importa poco que las mujeres quieran hacer todo lo que ellos ya hacen, algunos incluso sienten vergüenza de adentrarse en un mundo “de muñecas” que puede poner en entredicho su masculinidad. Pero ahí está Ken para lanzar preguntas y en este manual de instrucciones se les invita a reflexionar sobre las posibles respuestas.
¿Por qué Barbie no me habló del patriarcado?, se pregunta Ken. Pues probablemente porque en Barbieland no está y de lo que no existe, no se habla. Solo cuando saltan al mundo real se dan cuenta de lo que significa ser mujer en un mundo con privilegios para algunos.
“Soy un hombre sin poder, ¿eso me convierte en mujer?” ¡Claro! No se puede ser más clarividente, amigo Ken. En el mundo real las mujeres consiguen el poder a un precio que ningún hombre ha tenido que pagar en su vida porque su rol masculino le ha permitido, otra vez, privilegios que no se nos conceden a nosotras. Ellos no tienen que cuidar, ellos no sacrifican su vida laboral por la crianza, ellos no reducen su jornada para dedicarse a los y las hijas, ellos no… Todo eso nos quita poder así que sí, no tener poder te acerca un poco más a nosotras.
En el mundo real las mujeres consiguen el poder a un precio que ningún hombre ha tenido que pagar en su vida porque su rol masculino le ha permitido, otra vez, privilegios que no se nos conceden a nosotras
“No estás muerta, sólo tienes una crisis existencial”. Por supuesto que la masculinidad no ha muerto, pero ojalá si lo haga la rancia, la que separa en vez de unir, la que se superpone a nosotras, la que nos convierte en diferentes. La nueva masculinidad, la que empatiza, la que valora, la que colabora, la aliada, la que reconoce, la que renuncia a lo que no le corresponde solo por ser hombre, la que descubre que se libera cuando llora porque eso no le hace débil, bienvenida sea, querido Ken. Barbie es médico, es abogada, es presidenta, es albañil, es programadora, es cuidadora, es jueza, es ingeniera, es inspiradora e ideadora. Y mucho más que todo eso.
La película estrella del verano es mitad comedia mitad alegoría. No es imprescindible tomársela muy en serio pero, por favor, que no se diluya el mensaje. Queremos idear, no ser una idea.