Imagen de marca/EFE/Mariscal

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Opinión

Imagen de marca

4 septiembre, 2023 05:00

La imagen de marca es ese intangible que poseen instituciones, entidades…y países, muy difícil de valorar, muy complicada de construir, y muy sensible a todos aquellos acontecimientos que afectan de forma positiva o negativa, a lo que ha dado en llamarse reputación corporativa.

Las empresas que trabajan la identidad corporativa son muy conscientes de lo que esto significa, y de las repercusiones que llega a tener un error, una mala gestión, e incluso un comentario mal intencionado al que se le da pábulo. Todo eso lesiona la imagen, y se traduce de forma negativa en la cuenta de resultados.

La imagen de marca, la identidad corporativa afecta también a las instituciones y a los países. En los últimos días estamos viviendo un ejemplo de una mala gestión de un problema grave, con una trascendencia que todavía ni siquiera podemos medir. Me estoy refiriendo a la crisis que se ha generado tras la proclamación de España como Campeona del Mundo del Fútbol Femenino, y el beso, pico o como quiera llamarse, de Luis Rubiales a la jugadora Jennifer Hermoso. Sobre este asunto ya se ha dicho, escrito y publicado prácticamente todo, y de todo tipo. Por eso y con el fin de no aburrirles por que quien más quien menos, ya tiene una opinión al respecto, entiendo que es importante hablar de las enormes consecuencias que el asunto puede acarrear a la marca de país, a la marca España.

La crisis que el tema ha generado en este sentido es muy grave por varios motivos.

Para empezar, no se trata de un tema que algunos quieren dejar en anécdota, sino mucho grave. El asunto no es baladí y llega en un momento en el que hay una especial y lógica sensibilidad al respecto. Po todo ello, el ya famoso beso, ha traspasado las fronteras y de él y de todo lo que se ha generado a posteriori, se han hecho eco un buen número de medios internacionales, que han difundido un suceso nefasto y criticable, mientras se restaban los minutos de gloria que las campeonas merecen con todo mérito. A esto, hay que añadir la penosa gestión de una crisis con mayúsculas, que no se ha querido, o no se ha sabido parar a tiempo.

Invito a todos los que tienen algo que decir en este asunto a que lo cierren cuanto antes, ya que ante cualquier crisis de reputación, ser proactivo y gestionar los tiempos es vital, para evitar que la imagen de marca quede herida de muerte

Los que nos movemos en el ámbito de la comunicación sabemos que adelantarse a los acontecimientos es crucial para poder generar una imagen buena, o menos mala, dependiendo de los casos. En esta ocasión el tiempo ha corrido y sigue corriendo sin que se adopten decisiones certeras, lo que ha ido alimentando con el paso de los días algo, que podría estudiarse en las facultades de comunicación, como antología del disparate. Y cada día que pasa, el fútbol español, las instituciones que lo representan y la marca España, siguen perdiendo enteros. Un país España, que viene posicionándose y quiere seguir haciéndolo como sede de eventos deportivos de referencia, como pueden ser unas Olimpiadas no puede permitirse estos dislates.

Sin entrar a opinar respecto a los hechos, insisto, estoy convencida de que lo han escuchado ya todo o casi todo, si podemos concluir que es altamente difícil gestionar todo lo acontecido peor, y eso si tendría que hacernos reflexionar.

Toda esta mala gestión de la crisis tiene infinitas consecuencias, la mayoría de alto calibre, y sin duda entre ellas está el daño que se le ha hecho a la marca España, difícil por no decir imposible de cuantificar pero desde luego muy, muy elevado. Si tenemos en cuenta que para España el fútbol es un activo de primer orden, que como ha quedado de manifiesto mueve cantidades ingentes de dinero, ya tenemos un coste. Otro y no menos importante es la controversia social que todo esto ha generado, con posiciones diametralmente enfrentadas entre quienes defienden a Rubiales (los menos), y quienes se posicionan a favor de la jugadora (la mayoría), y todo ello con un decalaje temporal inasumible, que va haciendo la cuenta cada vez más larga y más difícil de pagar.

Así que invito a todos los que tienen algo que decir en este asunto a que lo cierren cuanto antes, ya que ante cualquier crisis de reputación, ser proactivo y gestionar los tiempos es vital, para evitar que la imagen de marca quede herida de muerte.

El coste ya es impagable, pero como saben la mayor parte de las empresas, alargar el culebrón hará que el agujero sea cada vez más profundo.