El diputado socialista, Oscar Puente recibe la felicitación del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez tras la réplica al líder del PP Alberto Núñez Feijóo  / SERGIO PÉREZ - EFE

El diputado socialista, Oscar Puente recibe la felicitación del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez tras la réplica al líder del PP Alberto Núñez Feijóo / SERGIO PÉREZ - EFE

Opinión

Gobierno en funciones

23 octubre, 2023 05:00

Desde los comicios generales del pasado 23 de julio estamos "disfrutando" de un Gobierno en funciones, que si todo va bien, porque todo puede torcerse, dejará de estar en funciones a finales de noviembre, antes parece excesivamente complicado. Eso significa que el Ejecutivo llevará en funciones la friolera de cuatro meses, nada más, ni nada menos.

Todo esto traducido, significa incertidumbre y falta de estabilidad dentro y fuera de nuestras fronteras. Y la falta de seguridad afecta no sólo a la imagen de marca de país, sino de forma clara y contundente, a la actividad económica y al progreso.

Los políticos lo saben, pero parece que es más importante acceder al preciado sillón que preocuparse y ocuparse de dotarnos de la necesaria estabilidad en un momento especialmente convulso.

Nos ha pillado el Gobierno en funciones en plena crisis por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania que está teniendo un coste de dimensiones difícilmente calculables, y para mayor desastre, además ha estallado la desgraciada, lamentable y deshumanizada crisis en la franja de Gaza.

Parece que es más importante acceder al preciado sillón que preocuparse de dotarnos de la necesaria estabilidad

Si miramos para casa y pasado el periodo estival, la economía empieza a mostrar señales de enfriamiento, que sin ningún lugar a dudas van a verse incrementadas por la situación entre Israel y Gaza. No hay conflicto bélico que no tenga consecuencias estando como estamos en un mundo globalizado.

A todo este aciago e imprevisible contexto, no le viene nada bien lo de estar en funciones hasta nueva orden, porque por mucho que se quieran acometer los temas, poco puede hacerse, sin el escudo que ofrece estar gobernando. Hemos perdido en todo este proceso, un tiempo precioso del que no disponíamos, primero para una investidura, la de Feijóo que se sabía iba a resultar fallida, y ahora seguimos dilatando los plazos, intentando templar gaitas para dar satisfacción a una amalgama de partidos, sin cuya concurrencia tampoco será factible la investidura de Sánchez.

No puedo imaginarme la gestión de ninguna empresa en estas condiciones. En menos que canta un gallo, el mercado la sacaría del circuito sin contemplaciones porque la economía no entiende de contextos fallidos y descuenta el alargamiento de los plazos. Sin embargo la política tiene formas diferentes y otros tiempos, sin duda menos eficaces y con costes tanto o más elevados.

Lo que tenemos por delante es un puzzle complejo que requerirá estrategia, flexibilidad, dedicación y mucho tiempo

La cosa además puede que no termine aquí. De resultar la investidura de Sánchez, se habría resuelto solo la primera parte de la ecuación. A partir de ahí, habría que gobernar con una conjunto de aliados que a nadie se le escapa, van a vender muy caros cada uno de sus apoyos, y una oposición que está esperando la primera oportunidad que se le presente, para que vuelva a haber elecciones y tener así la posibilidad de acceder al Gobierno. Podemos entrar en un bucle sin fin.

Por poner un ejemplo, el más visual de todos, de ver la luz la investidura de Sánchez, el siguiente capítulo y seguramente el más importante, sería sacar la norma fundamental de cualquier Gobierno, que no es otra que el presupuesto, para lo cual habrá que sudar sangre, sudor y lágrimas. Y sin presupuesto, poco se puede hacer.

Así las cosas, y sin descartar porque de momento no puede descartarse que vayamos a las urnas en enero, lo que tenemos por delante, es un puzzle de lo más complejo que requerirá estrategia, flexibilidad, dedicación y mucho, muchísimo tiempo que es lo más preciado y lo que más escasea. Las necesidades de los ciudadanos, la economía, la salud, la educación… no pueden esperar.

Algunos trenes solo pasan un vez y si uno no está es la estación no puede cogerlos. Cuando el común de los mortales hablamos de funciones, las entendemos como obligaciones a las que debemos responder. Cuando alguien está en funciones es porque ocupa un cargo falto de estabilidad, y cuando esta no se tiene, difícilmente puede garantizarse para el resto. Sería bueno que de una vez por todas, dejemos de estar en funciones para empezar a funcionar.