El esperado cambio al frente del Partido Popular en el País Vasco ya está aquí. Javier de Andrés se convertirá este sábado en el nuevo líder de los populares en Euskadi en sustitución del saliente Carlos Iturgaiz. Contará para ello con la bendición de un Alberto Núñez Feijóo, que desde que llegó a la presidencia del PP parece empeñado en mejorar los resultados aquí.
El PP vasco no cambia sus principios, pero sí su rostro. Tampoco modifica sus valores, pero sí su estilo. Igualmente no muda su discurso, pero sí su estrategia. El reto que De Andrés tiene por delante se antoja complicado. Tiene que representar un PP moderno, más centrado, que se aleje de Vox pero que recupere sus votos, que intente hurgar entre los apoyos del PNV y que se centre en la ya célebre "voz propia" que el caído Alfonso Alonso y el 'resucitado' Borja Sémper querían construir tres años atrás.
A Iturgaiz le tocó en 2020 asumir un 'marrón' bastante goloso. La entonces imberbe dirección de Génova, con Pablo Casado y Teodoro García Egea, recurrió a todo un veterano del partido para que sustituyese al fulminado Alonso a escasas semanas de los comicios, aceptase el pacto con Ciudadanos, sofocase problemas internos y aguantase un ciclo político nada favorable al centroderecha.
Lo cierto es que Iturgaiz ha cumplido el encargo con nota. Si bien sus resultados en aquellas autonómicas no fueron buenos, al menos salvó los muebles. Después logró pacificar las cuitas que todavía quedaban en un partido repleto de 'alonsistas'. Y supo enderezar el rumbo de la formación y mejorar los resultados electorales (así ocurrió tanto en las municipales y forales como en las generales de este año) hasta preparar su lógica sustitución.
El momento es ahora, a pocos meses de unas elecciones autonómicas que se antojan más decisivas e inciertas que nunca para Euskadi. Lo cierto es que el PP está bastante solo en la comunidad. Porque tiene enfrente a los dos partidos nacionalistas, PNV y EH Bildu, claramente hegemónicos, a un PSE que ganó las generales aquí y un Elkarrekin Podemos que seguramente se convertirá en esa incógnita llamada Sumar.
Es decir, los populares luchan contra el partido gobernante en Moncloa y contra todos sus socios. Claro que eso también puede ser una ventaja en los comicios vascos. En términos futbolíticos, diríase que el PP tiene que pasar de la resistencia atrás al contrataque. Porque no tiene nada que perder y sí mucho que ganar. No se llevará la victoria, eso está claro, pero De Andrés tal vez logre una derrota más dulce de lo que parece.