Una trabajadora teletrabajando

Una trabajadora teletrabajando

Opinión

El talento que viene

4 diciembre, 2023 05:00

En los últimos tiempos y aunque a algunos no lo vean, o no quieran verlo, las empresas y su forma de gestionar y de funcionar han cambiado, y mucho. Los cambios vienen dados por muchas circunstancias: la coyuntura, el mercado, los clientes, la innovación, la responsabilidad… y también por el modo de construir y fidelizar los equipos teniendo muy en cuenta el nuevo perfil de los colaboradores o empleados.

La mayoría de las compañías son conscientes desde hace mucho tiempo de que su bien más preciado son las personas y que estas, las personas, son las que en un mundo globalizado donde todo está extendido e inventado, la diferencia la proporcionan los equipos, los humanos.

La evolución respecto a la forma de gestionar a las personas en las empresas está experimentando variaciones que en algunos casos llegan por el convencimiento de que en el siglo XXI las cosas se pueden y se deben hacer de otra forma, y en otros casos, se acaban haciendo o se acabarán haciendo por necesidad.

Dónde antes había jerarquía, ahora hay, o debe haber, escucha activa e inteligencia emocional

Evidentemente es mucho mejor hacer las cosas porque se cree en ellas que por obligación. Entender que la forma de trabajar con las personas ha cambiado mucho en los últimos tiempos, es además una cuestión directamente relacionada con la capacidad de liderazgo de quienes dirigen los proyectos empresariales. Dónde antes había jerarquía, ahora hay, o debe haber, escucha activa e inteligencia emocional. Quienes mejor gestionen entre otras, esas dos variables serán quienes más capacidad tengan de atraer y fidelizar a los mejores. Los trabajadores están en disposición de elegir, sobre todo los mejores, y lo hacen teniendo en cuenta parámetros que antes no computaban y ahora tienen una importancia capital.

Los buenos, los mejores, eligen proyectos con los que se sienten identificados en sus compromisos personales. Esos compromisos cada vez son más sociales y menos individuales. Pasa exactamente lo mismo con los consumidores. Buscamos cada vez con más frecuencia marcas que explicitan y demuestran sus objetivos sociales en distintos ámbitos, como puede ser ayudar a los más desfavorecidos, o desestimar prácticas medioambientales nocivas, por citar algunas. Los empleados también se vinculan a estas ideas, toman en consideración los valores y la ética social en la empresa que oferta el empleo, y miran hasta que punto es o no coincidente con sus propios valores.  

Por otro lado, la tecnología ha cambiado de forma “drástica” la forma no sólo de trabajar, sino fundamentalmente la forma de entender el trabajo. Y lo hará todavía más en un plazo corto de tiempo cuando la Inteligencia Artificial (IA) y la robótica se instalen y ocupen el espacio que les corresponde. No será el fin del mundo para el trabajo de los humanos pero si cambiará, ya lo está haciendo, las reglas del juego.

Una figura que cada vez es más importante en el mercado laboral y lo será todavía más en los próximos años. Es la del denominado “freelance”

El teletrabajo que nos permite la tecnología ha venido para quedarse y las posibilidades que ofrece desde el punto de vista de la conciliación familiar son sin duda una de las apuestas de muchos empleados a la hora de tomar decisiones respecto a las empresas que les resultan de interés.

Y hay además una figura que cada vez es más importante en el mercado laboral y lo será todavía más en los próximos años. Es la del denominado “freelance”, que no es otra cosa que un trabajador autónomo que ofrece sus servicios a varias empresas y gestiona su tiempo. En EEUU ya representan nada más y nada menos, que el 35% del total de los trabajadores que se mueven en aquel mercado laboral.

Ya no se le oculta a nadie que la carencia de trabajadores es grave hoy, y lo será aún más mañana cuando los perfiles técnicos y estratégicos más demandados como analistas de Big Data, especialistas en IA, o especialistas en transformación digital se los rifen como ya está pasando.

La nueva generación del talento ya está aquí y no es conformista

No valdrá, ya no vale, con ofrecer las mejores condiciones económicas. Se van a valorar otras cosas mucho menos tangibles y sobre todo, mucho menos individuales porque el compromiso ético global ya ha calado, y se expande como una mancha de aceite entre todos los estratos sociales, y entre ellos, las empresas ni son, ni pueden, ni deben ser ajenas.

La nueva generación del talento ya está aquí y no es conformista, para que no se vaya, va a exigir apuesta ética y valores constatables.