El Colectivo de Víctimas del Terrorismo (Covite) acaba de denunciar que sólo en Nochevieja se celebraron trece actos de enaltecimiento de los presos de ETA. Llueve sobre mojado porque, como recogemos hoy en Crónica Vasca, estamos en unas Navidades donde este tipo de actos en recuerdo, defensa u honor de los terroristas han proliferado sobremanera.

Estos actos son parte del paisaje en Euskadi. No sorprenden ni inquietan a la mayoría de una sociedad que ya fue mayoritariamente silente cuando los terroristas hostigaban, amenazaban y asesinaban a sus vecinos por pensar diferente. Pronto conoceremos el balance anual de Covite sobre los actos de exaltación de los miembros de ETA y volveremos a escandalizarnos por el resultado, pero dos segundos después regresaremos a nuestras vidas sin más preocupación que el preceptivo suspiro de quien se resigna.

Precisamente este martes les contábamos aquí que una usuaria de Facebook había inaugurado el 2024 publicando en su perfil una imagen donde aparece la tradicional pancarta con el anagrama de ETA, ese siniestro "bietan jarrai" del hacha y la serpiente, sobre un fondo azul que glorifica a los asesinos. En la fotografía se ve a un sujeto no identificado que tapa su cuerpo con esa gran pancarta desde lo alto de uno de los bellos montes vascos. Ese escenario no es casual, por supuesto, porque es obvia la pretensión de vincular el lugar con la causa del grupo terrorista. 

Hay personas de esta sociedad que siguen pensando que es justo y necesario aplaudir los crímenes, las extorsiones y las vejaciones que perpetraron durante décadas los terroristas que decían servir a la patria vasca

Confieso que dudamos si hacer pública la foto. ¿Por qué finalmente publicamos esa imagen si se trataba de una persona anónima y si al darle bombo podíamos contribuir a expandir un mensaje tan poco edificante? La respuesta se llama 39 'likes'. Porque en la citada red social había 39 personas, con sus nombres y apellidos, que a cara descubierta, sin importarles qué puedan pensar sus vecinos o amigos, no habían tenido reparos en celebrar con un corazón o un me gusta semejante estampa.

Ya hemos hablado aquí de que existe una ETA sociológica entre nosotros. Por crudo que suene, desagradable que resulte o antediluviano que parezca, hay personas de esta sociedad que siguen pensando que es justo y necesario aplaudir los crímenes, las extorsiones y las vejaciones que perpetraron durante décadas los terroristas que decían servir a la patria vasca.

Ese mensaje con el anagrama de la banda terrorista en la cima de un monte y, sobre todo, esos 39 likes cómplices constituyen un oprobio a las víctimas del terrorismo, sí, pero también a los ciudadanos de Euskadi, la abrumadora mayoría, claro está, que no compartimos el credo del odio y el fanatismo y defendemos la convivencia.

Una imagen así no es admisible y combatirla es o debiera ser la obligación de cualquier amante de la libertad, sean cuales sean sus gustos ideológicos o principios éticos. La bandera con el sello de ETA tendría que estar tan proscrita en Euskadi como ya lo están una esvástica nazi o cualquier exaltación franquista. Deslegitimar el terrorismo siempre es necesario. Por eso publicamos este caso. Y por eso seguiremos publicando casos venideros.

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