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Opinión

Una campaña horrorosa

17 abril, 2024 05:00

Consultores y consultoras en comunicación y estrategia electoral en Euskadi, deberíamos dimitir todos.

Uno de los objetivos de una campaña electoral, según todos los manuales clásicos de ciencia política y comunicación política es la de sacar a los indecisos de su indecisión. Para lograr ese objetivo, los distintos partidos intentan desarrollar campañas muy variopintas con el fin de inclinar la balanza de esos indecisos. 

Lo normal es que a un mes de la elección el número de indecisos ronde el 20%, hay veces que incluso ese 20% se estira hasta el inicio de la campaña electoral formal y es a partir de entonces cuando comienza a bajar hasta un 10% la última semana.

En Euskadi en esta campaña estamos viendo un efecto demoledor para la efectividad de esas mismas campañas. Al inicio de la campaña, e incluso un poco antes de la misma, el nivel de indecisos rondaba del 20% hasta el 30%. Lo esperado si tenemos en cuenta que es una campaña con un escenario muy abierto. Pasado una semana de contienda electoral, llegan las últimas encuestas y sorpresa, el porcentaje de indecisos a penas se ha reducido.

Sé y entiendo que es una campaña atípica. El escenario incierto y la complicada agenda mediática (victoria del Athletic y consiguientes celebraciones, muerte del ex lehendakari Ardanza, tambores de guerra a gran escala en Oriente) dificultan que el electorado fije su atención en las acciones comunicativas que le llegan desde los partidos políticos. Sé, además, que los dos principales partidos no están alentando una campaña de alto nivel por miedo a que un error acabe lastrando las posibilidades de cada uno de ellos, pero creo que estos factores no justifican que el número de indecisos apenas haya variado en un mes. Creo que además tenemos que entender que existe una evidente crisis de la comunicación política en Euskadi.

Creo que además tenemos que entender que existe una evidente crisis de la comunicación política en Euskadi

Seguramente mis compañeros de profesión lean estas líneas con sorpresa e incluso con rechazo (que sepan que estoy abierto a un debate). Muchos alegarán que está siendo una campaña dinámica, novedosa e innovadora. Estoy de acuerdo, la campaña en ese sentido ha cumplido expectativas y ha seguido las tendencias mundiales en comunicación política. Se han explorado nuevos formatos, se ha utilizado la inteligencia artificial para generar contenido, el uso de nuevas redes sociales ha sido el adecuado y sin embargo tengo que decirles a mis estimados compañeros que todo esto no se puede leer o analizar con ni un solo dato. La efectividad de la campaña sí, y está en torno a 0. 

Como dice el consultor argentino Mario Riorda, el que probablemente sea el consultor hispanohablante más reconocido del momento, una campaña electoral (desde la comunicación también) es "investigación, investigación e investigación" por mucho que algunos hablen de la comunicación política como un arte. Me temo que, en la actual campaña electoral, pocos o ningunos han investigado cómo son los indecisos y se han limitado a hacer campañas de espectáculo, innovadoras, pero poco efectivas al no tener ni idea de cómo es ese electorado indeciso. 

Es importante que entendamos cómo se procesa la información política y de qué manera esta información determina el comportamiento electoral. En este campo hay que decir que queda mucho por descubrir y muy posiblemente los estudios científicos varíen en los próximos años. Lo que ahora sabemos es que las emociones juegan un papel fundamental en el comienzo del proceso de toma de decisiones. En el corto plazo los sentimientos son el principal motivador del voto y quienes deciden el sentido de su voto al principio de la recepción de los impactos comunicativos. Estos electores son normalmente los fieles. Solo tienen que decidir si van o no van a votar, normalmente van a votar y no contemplan una opción alternativa. En este proceso, el miedo, el odio, la esperanza o la ilusión son emociones fundamentales para tomar la decisión del voto.

Me temo que, en la actual campaña electoral, pocos o ningunos han investigado cómo son los indecisos y se han limitado a hacer campañas de espectáculo

Pero el indeciso es diferente. No toma la decisión en un espacio corto de tiempo y necesita más espacio. Su decisión no solo se basa en las emociones, aunque también influyen. Tiene en cuenta otros factores más racionales. Se fija más en las propuestas (pero solo de las opciones entre las que duda) o la posición o influencia de su voto en el escenario político. Quienes quieran conocer más los entresijos de cómo piensa o actúa este tipo de votante le invito a que lea "Democracia de trincheras" de Lluís Orriols, obra en la cual se profundiza desde un punto de vista científico y con ejemplos claros sobre la influencia del proceso racional a la hora de tomar una decisión de voto.

En cualquier caso, la campaña vasca se ha movido entre la campaña de baja intensidad y la campaña emocional y se ha prestado poca o ninguna atención a los elementos racionales. De hecho, voy a plantear una hipótesis. Si preguntamos a electores si recuerdan alguna medida que proponen los candidatos y candidatas de esta campaña, muy seguramente, habría pocas respuestas y lo más seguro es que una de las más mencionadas sea la de aumentar la plantilla de Osakidetza. Spoiler, absolutamente todos los partidos que compiten en esta campaña llevan esa medida en su programa.

La campaña vasca se ha movido entre la campaña de baja intensidad y la campaña emocional y se ha prestado poca o ninguna atención a los elementos racionales

Hay otro dato que indica que la campaña no se está desarrollando de manera efectiva para conseguir los resultados, la participación que ronda un 60%. Es normal en una crisis de participación en Europa, nosotros estamos en torno a esta participación. Salvo excepciones, es lo común y sin embargo es una participación especialmente baja para un contexto electoral tan abierto como el vasco donde puede que una fuerza política pierda unas elecciones autonómicas por primera vez desde hace 38 años. Ya me dirán ustedes si esto no es algo histórico.

No me cansaré de decirlo y se me ha leído más veces: En Euskadi estamos construyendo nuestro sistema democrático después del ciclo de violencia de ETA. O mejoramos esos datos de participación o nos veremos con un serio problema de legitimidad cuando se incorporen al voto colectivos que ahora están excluidos. Mejoremos las campañas, demos más información, de mayor calidad y atendamos a esos colectivos excluidos. Nos jugamos el futuro de nuestra democracia.