El pasado jueves Imanol Pradales fue designado lehendakari en el Parlamento vasco y este sábado tomaba posesión del cargo en Gernika. En esta nueva etapa que ahora se abre él tendrá que elegir entre si apuesta por el continuismo del que algunos le acusan -en línea con los doce años de Iñigo Urkullu- o si opta por otra forma más emocional de hacer política.
En línea con esa emotividad está la otra gran decisión que tiene que tomar Pradales durante la legislatura que ahora se inicia: si aprieta o no el acelerador con la cuestión soberanista. El acuerdo de PNV y PSE para seguir gobernando Euskadi incluye numerosas propuestas para mejorar la vida de la gente: Osakidetza, Vivienda, permisos de paternidad, protección social, etcétera.
Ocurre que el gran tema taimado pero que está ahí es la discrepancia entre los dos socios en la cuestión territorial. Ambos socios quieren impulsar un nuevo Estatuto vasco. Y eso es lo que han pactado. De hecho, ya se hablaba al respecto en el pacto del PNV y el PSOE que sirvió para investir a Pedro Sánchez como presidente del Gobierno.
Avanzar en la cuestión parece más que obvio tras los 45 años del Estatuto de Gernika. ¿Cuál es la fórmula que hay que usar? Ahí está la gran dificultad que en este acuerdo de gobierno apenas aparece, porque ni siquiera se menciona la palabra "estatus", cuando hay que recordar que en 2018 el PNV y Bildu acordaron lanzar un "nuevo estatus" para Euskadi.
Sin embargo, desde entonces ha llovido mucho, con una pandemia mundial y una guerra en Europa incluidas. Aquí siempre repetimos que las preocupaciones de la sociedad vasca no están focalizadas en el asunto territorial. Así se ve en todas las encuestas.
Volviendo a lo que nos ocupa, repetimos que PNV y PSE quieren un nuevo Estatuto. Pero los peneuvistas hablan de "reconocimiento nacional" y de "relación bilateral" (Pradales dixit), que viene a ser lo mismo que ya decía Urkullu, por cierto. Y los socialistas no quieren ir tan lejos y apuestan por el federalismo en toda España y un mayor autogobierno en Euskadi.
Los vascos y las vascas quieren una mejor atención en Osakidetza, más facilidades para acceder a la vivienda, más ventajas sociales, beneficios fiscales para las empresas, más contrataciones y menos temporalidad en los servicios públicos y muchas otras cuestiones que aparecen en ese documento de PNV y PSE
Del discurso de Pradales del pasado jueves se deduce que no existen diferencias que sean insalvables. Así que tal vez esta legislatura sí sea la del nuevo Estatuto, pero ya veremos en qué términos para que PNV y PSE sigan gobernando juntos.
En todo caso, más allá del nuevo Estatuto, la realidad es que el pacto de los dos socios de gobierno incluye, como ya se ha dicho, muchas medidas para mejorar la vida de la gente. Es el momento de trasladarlas del papel a la realidad. Con la mayoría absoluta de la que gozan, pueden legislar tranquilamente pese al empuje de Bildu.
Los vascos y las vascas quieren una mejor atención en Osakidetza, más facilidades para acceder a la vivienda, más ventajas sociales, beneficios fiscales para las empresas, más contrataciones y menos temporalidad en los servicios públicos y muchas otras cuestiones que aparecen en ese documento de PNV y PSE.
Ese documento es un buen punto de partida para esta era de Pradales que empieza. Una era que habrá que ver si se alarga hasta una década, como él mismo sugería en el Parlamento, o si se queda sólo en los cuatro años de una legislatura.