¿Es Pradales un político de consensos o sólo lo parece?
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¿Acabaremos llamando a Imanol Pradales "el hombre consenso"? A este paso sí, porque el lehendakari no para de proponer pactos, lo que algunos llaman "acuerdos de país" entre diferentes. Aquí hablábamos la pasada semana del acuerdo necesario para la Vivienda pero esta misma semana Pradales lanzaba con más fuerza que nunca el pacto sobre Osakidetza que quiere lograr en sólo seis meses para mejorar la calidad de la atención sanitaria, que es de lo que más se preocupa la sociedad vasca desde hace bastante tiempo.
Además, el lehendakari apostaba por un pacto entre diferentes para actualizar el autogobierno con un nuevo Estatuto. Y el viernes, como colofón, iniciaba las reuniones con todos los sindicatos, ELA incluido, hay que remarcarlo, para que funcione de una vez en Euskadi el diálogo social. Algo que lleva años sin funcionar por los desacuerdos entre patronal y sindicatos.
Bienvenidos sean los consensos y bienvenida sea una forma de hacer política en que se busquen acuerdos entre diferentes. Y bienvenida la disposición de la mayoría de partidos y sindicatos para acordar. Esperemos, eso sí, que esta forma de conducirse del lehendakari en sus primeras semanas en el Palacio de Ajuria Enea no sea un simple protocolo o una treta publicitaria pensando en quedar bien. Esperemos que las ganas de colaborar estén realmente detrás de esta estrategia porque es, de hecho, lo que los ciudadanos demandan y necesitan de los políticos.
Ojalá muchos acuerdos se hagan realidad. Ojalá esto no sea un paripé de cara a la galería. Y ojalá que después del verano empecemos a celebrar en Euskadi grandes acuerdos que mejoren la vida de los ciudadanos. Pero no es bueno lanzar las campanas al vuelo en política
Es verdad que algunos acuerdos no se antojan sencillos, sobre todo en autogobierno, donde como siempre Bildu se echa al monte y quiere un pacto estatutario de nacionalistas. Tampoco parece sencillo que el diálogo social vaya a funcionar. Y sí parece que habrá más facilidad para tejer pactos en materia de Vivienda y en Osakidetza, que es, por cierto, lo que de verdad importa a la gente.
Ojalá muchos acuerdos se hagan realidad. Ojalá esto no sea un paripé de cara a la galería. Y ojalá que después del verano empecemos a celebrar en Euskadi grandes acuerdos que mejoren la vida de los ciudadanos. Pero no es bueno lanzar las campanas al vuelo en política y menos aún viendo cómo está el panorama en el conjunto de España.