Imagen de archivo del supermercado BM

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Opinión

Es el mercado, amigo

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La globalización también es esto, perder de lo nuestro, asomándonos al mundo con una perspectiva diferente, en un mercado global en el que todo está inventado, y en el que el más fuerte, en este caso el más rico, es el que más posibilidades tiene de hacerse con la mejor pieza. Un clásico. 

Ese mercado global, se rige por principios muy diferentes a los que hasta ahora se han entendido como valores añadidos y diferenciados. Esos hechos diferenciales, que en concreto, aquí en Euskadi, puntuaban y además, muy alto. Y entre todos esos atributos pertenecientes a la marca Euskadi, sin duda, el arraigo es el que se lleva, o hasta ahora se ha llevado la palma.

Decir arraigo empresarial en el País Vasco, es hablar de un compromiso claro y sostenido en el tiempo con esta tierra, y entender además, que se trata de una apuesta clara por una forma de entender la economía y de responder a los beneficios que la sociedad y el entorno proporcionan a las compañías, generando riqueza y bienestar. 

Entre todos esos atributos pertenecientes a la marca Euskadi, sin duda , el arraigo se lleva la palma

El arraigo se ha ido haciendo fuerte,  construyendo desde cero y creciendo poco a poco, mientras se han sorteado los distintos golpes que las incertidumbres y las crisis que han ido apareciendo y desapareciendo a lo largo del tiempo.

Y la mala noticia es que estamos perdiendo el arraigo y sus bondades. O lo que es lo mismo, estamos perdiendo nuestra principal marca de presentación, tanto dentro como fuera. Los ejemplos que ilustran esto son ya numerosos.

Son muchas las empresas relevantes que han introducido en su capital a socios que la mayoría de las veces se convierten en mayoritarios y que no tienen, porque no son de aquí, la misma sensibilidad que se ha ido cultivando a lo largo de décadas, entre las empresas y los empresarios vascos

En los últimos días otras dos empresas vascas, especialmente emblemáticas suenan a desarraigo. En concreto los supermercados BM creados por Uvesco, y en los que ya entró hace tiempo un fondo que se quedó con la mayoría de la compañía un 70%. Por otro lado, está la estratégica Talgo, a quien se frenó  con el veto del Gobierno,  la operación con la húngara Ganz Mavag, pero que requiere de un inversor estratégico urgente para asegurar su continuidad.  

Son dos casos muy diferentes, pero absolutamente ilustrativos de cómo se mueve el mercado, y de la situación en la que se encuentran nuestras empresas. En todos estos procesos hay un componente absolutamente significativo, que es de qué lado cae el centro de decisión. En el caso de Talgo no está en Euskadi desde hace tiempo, pero si tenemos en Álava la planta principal de la empresa ferroviaria.

Hay un componente absolutamente significativo, que es de qué lado cae el centro de decisión

El caso de los supermercados BM, sí tiene en este momento capacidad de decisión desde Euskadi, capacidad que se puede perder si finalmente cristaliza la operación de venta a Carrefour. Y una vez perdido el centro de decisión, es mucho más complicado garantizar tiendas, puestos de trabajo y compromisos con los proveedores locales.

Contextos diferentes pero trastienda con consecuencias parecidas, si no se le pone remedio. ¿Se puede parar esto? Desde luego no es sencillo y pasa por poner encima de la mesa el dinero necesario para evitar, que poco a poco nos vayan comprando lo que con tanto mimo y esfuerzo se ha ido construyendo a lo largo del tiempo.

Es complicado, por no decir imposible, poder frenar estas operaciones cada vez más habituales. Pero si no se puede llegar a todas, cuando menos habrá que escoger aquellas que se entienden como especialmente estratégicas, e intentar mantenerlas aquí. Eso es apostar por nuestro famoso arraigo.

Habrá que escoger aquellas que se entienden como especialmente estratégicas, e intentar mantenerlas aquí

No es nada sencillo. No lo es, pero elijamos bien, para no perder aquello que no nos podemos permitir. El resto lo va ir dictaminando el mercado, con sus normas y sus intereses. Y ojo, que eso no siempre significa que sea malo, pero sí supone que ponemos muchos kilómetros y otras formas de hacer de por medio. 

No se pueden poner puertas al campo, pero sí se puede definir qué es lo que no debemos dejar escapar. Ojalá el mercado no dé al traste con eso tan bonito, tan diferencial y tan nuestro como es el arraigo.