Una escena de 'Juego de Tronos' rodada en Zumaia / HBO

Una escena de 'Juego de Tronos' rodada en Zumaia / HBO

Opinión

La batalla de los Bastardos

La tormenta perfecta

Publicada

Rodeado por la caballería pesada de la fachosfera, los escaramuceros de los digitales de respiración asistida, la ponzoñería de las redes sociales, y el resto de los ejércitos de Lord Ramsay “Feijóo” Bolton y su majestad Cersei “Ida” Lannister, los días de Jon “Perro Sanxe” Nieve parecen estar contados.

Con sus huestes desconcertadas y sus aliades dispersos y más preocupados en alancearse entre sí y a ellos mismos, el bastardo de Invernalia contempla desde el fondo del cráter que forman los caídos en la batalla, como el cerco se estrecha de manera inmisericorde.

Este es el planteamiento de la película en estos momentos. En 'Juego de Tronos', recordarán ustedes que el día fue salvado por la aparición de los caballeros del Valle, con Petyr “Meñique” Baelish a la cabeza, que en una feroz carga destrozaron al ejército de Ramsey, pero en la IRL lo más parecido a Meñique es Ábalos y, que yo sepa, tiene un ejército de un solo hombre. Por ahí no va a venir la ayuda.

Así que al bastardo de Invernalia solo le queda recontar a sus hombres y a sus aliados y esperar, o volver a recontar y dejar la pelea ¿Cuál es el plan?

Poner el autobús delante del portero. Resistir sin aprobar una ley en el Parlamento lo que queda de legislatura y sentarse a esperar el fallo del contrario. Para que esto salga bien tienen que producirse varios acontecimientos. En primer lugar que el PP no reúna los votos para una moción de censura y, dos, que el frente judicial quede en nada para él y para su mujer. 

No es un gran plan, desde luego. De hecho es un plan de mierda, pero es el único que se puede desarrollar en estos momentos, si excluimos la convocatoria de elecciones y que Dios reconozca a los suyos. Ganar tiempo para ir a las urnas en mejores condiciones.

A esta alturas, Pedro Sánchez debe tener meridianamente claro que sus aliados no son de fiar. Que les das la mano y te cogen de los huevos. Que se apuñalan entre ellos sin piedad y que nada de lo que les ofrezcas o pactes sirve para saciar su hambre. Más bien aumenta el ansia. 

Junts, que tiene esos 7 votos que le hacen falta al PP para gobernar, acaba de nombrar caudillo a Puigdemont. Junts es una formación que ha traicionado todos y cada uno de los pactos que ha suscrito con el Gobierno español, y que ha votado con PP y Vox contra numerosas iniciativas parlamentarias de los grupos que apoyaron en la investidura. Regulación de los alquileres, reparto de migrantes, suspensión de ventas de armas a Israel, e incluso ¡la Ley de amnistía! Parece claro que con esta peña, en términos de estabilidad parlamentaria, no puedes contar. La última ha sido renovar la vía unilateral hacia la independencia, que esperan culminar con una DUI que dure algo más de cinco segundos.

Y claro, els altres nacionalistes catalans, Esquerra, se ven ahogados por la pinza de Junts -els més indepes- y con la centralidad ocupada por el molt honorable president Illa, Salvador. Así que entran en pánico y se dirigen a un congreso que decidirá entre una vía pactista con, y dentro, del estado o competir con el partido del exiliado bruselense en cuanto a quien la lía más gorda. Mientras tanto, al gobierno de Madrid le dan unos días cal y otras arema. Unos días bofetadas y otros puñetazos. 

Los más leales a Sánchez son los de Bildu. De memoria y respeto a las víctimas quieren saber más bien poco, en Educación apuestan por la segregación y están a favor de imponer el euskera, por encima de la Ley, en la administración pública primero, y en el resto de Euskadi después, aunque acarree el despido de personas humanas vascas, pero erdeldunes. También siguen en contra de cualquier parque solar o eólico que se plantee en el paisito. Pero le votan todo al Gobierno. Eso sí

Los más, formalmente, leales a Sánchez son los de Bildu. Han conseguido la cuadratura del círculo: institucionalizarse y ser la primera fuerza política de Euskal Herria, arrebatar el título de recogedor de nueces al PNV, renunciar -por ahora- a la independencia y abogar por un federalismo asimétrico, mientras sus bases siguen en el monte encantadas, insultando a cualquiera que huela a socialista vasco -no te digo ya a nacionalista español puro y duro- en redes sociales, GAL y cal -ya me entienden-, orgullosos de su reciente y sangriento pasado o vendiendo cualquier excarcelación como un triunfo propio y no de país. 

De memoria y respeto a las víctimas quieren saber más bien poco, en Educación apuestan por la segregación y están a favor de imponer el euskera, por encima de la Ley, en la administración pública primero, y en el resto de Euskadi después, aunque acarree el despido de personas humanas vascas, pero erdeldunes. También siguen en contra de cualquier parque solar o eólico que se plantee en el paisito. Pero le votan todo al Gobierno. Eso sí.

El PNV está un poco gallego por culpa de Bildu. No sabe si va o viene. Por un lado su proceso interno de renovación, que siempre tensiona un poco. Por otro, la alargada sombra de que planea sobre su hegemonía política. Así, se ríe de Bildu por su institucionalidad -cuando yo creo que debería aplaudirle- pero no le reprocha su política educativa o respecto al uso del euskera en la administración. Tampoco chocan mucho en cuanto a memoria. Tal vez es que coinciden bastante en esos temas.

De hecho, es sorprendente que el PNV haya cedido en el Gobierno vasco el Instituto Gogora y la atención a las víctimas a los socialistas para empezar a malmeter desde el primer segundo contra las intenciones ¡las intenciones! que traen estos advenedizos. 

No obstante, que los creadores del empate infinito, del concepto de la guerra civil como un conflicto España-Euskadi, de la petición de perdón por el bombardeo de Gernika al gobierno democrático, no se fíen de los socialistas es bastante lógico. A ver si van a venir ahora a contar a nuestros chiquillos el horror y la cobardía colectiva que se vivió en Euskadi. Que se nos trauman.

Y las izquierdas... ¡Ay! Venían a conquistar el cielo y llevan dos años a garrotazos por un espacio menguante. Podemos y Sumar. Sumar y Podemos. ¡Cuánta responsabilidad en la desmovilización de su espectro político! ¡Cuánto ego y cuánto inmaduro personal y político!

Respecto al Gobierno de Madrid, se conforman con la bilateralidad -que no se si es algo sexual-,  votar que no a los impuestos de los beneficios en las grandes empresas, a dictado de Josu Jon, y tampoco a la regulación del precio de los alquileres, no se vayan a pensar que somos de izquierdas. 

Y las izquierdas... ¡Ay! Venían a conquistar el cielo y llevan dos años a garrotazos por un espacio menguante. Podemos y Sumar. Sumar y Podemos. ¡Cuánta responsabilidad en la desmovilización de su espectro político! ¡Cuánto ego y cuánto inmaduro personal y político! El resultado de su brillante intransigencia doctrinaria es un espacio cada vez más fragmentado y el feminismo dividido y herido. Una pena. Algún día habrá que reflexionar sobre la responsabilidad que tiene este sector en el auge del machismo y la extrema derecha entre los jóvenes españoles.

Por eso sostengo que si el Perro espera, y él y su entorno salen limpios, lo de Ábalos contenido, la economía acompaña, el proceso interno hacia el congreso federal culmina sin sobresaltos y Kamala Harris gana Trump, podemos asistir a la enésima resurrección de Perro Sánchez. Entonces, en lugar de compararle con Jon Snow, tendré que hacerlo con lord Beric Bendarrion, señor del Relámpago, seis veces muerto y seis veces revivido.