Carta abierta a los buenos proyectos
- La lista de proyectos en todos los ámbitos es larga y sin duda, requerirá revisión dentro de un año
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Buenos propósitos, buenos deseos, buenos augurios… buenos proyectos. El fin de año y el comienzo del nuevo, siempre se presta a hacer una lista mental o por escrito, con todo aquello que no hemos hecho en el ejercicio anterior y que nos "comprometemos" a hacer el siguiente.
Estos compromisos que suelen ser personales e intransferibles, también se elevan a lo colectivo por parte de los responsables políticos y económicos. Esos deseos suelen hacerse públicos también en los últimos días del año.
En este sentido ya hemos escuchado entre muchos otros: al rey, al presidente del Gobierno y al Lehendakari, que a través de sus discursos navideños han hecho balance de lo que ha dado de sí el 2024 ,y han puesto encima de la mesa lo que esperan para el 2025. Ideas, proyectos y buenos deseos, que quedan registrados en la que en muchos casos se convierte en la maldita hemeroteca, y que podremos revisar dentro de 12 meses.
Si algún inocente esperaba el más mínimo atisbo de autocrítica, se habrá dado con un palmo de narices porque de eso no ha habido, y lo peor es que a la mayoría, ni siquiera nos sorprende.
Si algún inocente esperaba el más mínimo atisbo de autocrítica, se habrá dado con un palmo de narices porque de eso no ha habido
El discurso navideño de Felipe VI se ha centrado en la que ha sido por excelencia la catástrofe del año, particularmente en la Comunidad Valenciana: la DANA. El de Sánchez, sin sorpresas, se ha focalizado en un balance absolutamente halagüeño de la situación económica, para luego reiterar que terminará la legislatura y centrar las críticas en la oposición. La oposición por su parte nos deja más de lo mismo pero a la inversa, o sea: críticas al Gobierno.
Y finalmente, aquí en Euskadi el lehendakari Pradales nos ha brindado un balance de los seis primeros meses de la legislatura, con la mayoría de los proyectos abiertos y con un par de deseos muy claros: avanzar en el autogobierno y que esos proyectos recién estrenados y que intentan responder a las principales preocupaciones de los ciudadanos, a la sazón, Osakidetza y la vivienda, empiecen a dar frutos en los próximos meses.
Amén de que en general la ausencia de autocrítica es una constante, a los que en el día a día, revisamos la foto más económica de la situación, nos han faltado cosas más concretas como el estado actual de la industria, los problemas que nos llegan desde Europa, y qué tienen pensado las distintas administraciones para revertir la situación.
¿Qué tienen pensado las distintas administraciones para revertir la situación?
Porque sí, los datos macroeconómicos son muy buenos, sobre todo si nos comparamos con algunos índices europeos y dejamos fuera, por ejemplo, el terrible indicador del paro juvenil, pero los datos microeconómicos a nivel estatal, siguen hablando de desigualdades cada vez más notables, y de un incremento de personas en riesgo de exclusión social.
Aquí en casa también hay muchos temas pendientes pero por escoger uno de alcance, y que no está entre las principales preocupaciones ciudadanas, me quedo con la futura puesta en marcha del Plan Vasco de Energía Renovable, que ya llega con retraso. En general las políticas energéticas llegan tarde en toda Europa.
Con un modelo que ha demostrado estar totalmente obsoleto y una clara apuesta por las renovables, queda casar esa apuesta con las reticencias de los ciudadanos a verse "penalizados" por la puesta en marcha de las renovables.
En este caso no va a ser suficiente con tener un plan, sino que hará falta intentar conciliar todos los intereses, para que los proyectos no se acaben paralizando ante la contestación ciudadana. Y hay que partir de una evidencia, nos declaramos mayoritariamente a favor de la energía alternativa, pero nos cuesta pagar el coste que tenerlas cerca supone, fundamentalmente en materia medioambiental. En esta cuestión, el encaje de bolillos es especialmente complicado.
Nos declaramos mayoritariamente a favor de la energía alternativa, pero nos cuesta pagar el coste que tenerlas cerca supone
La lista de proyectos en todos los ámbitos es larga y sin duda, requerirá revisión dentro de un año.
Fuera de Euskadi me quedo con uno de los deseos de Felipe VI, que creo que compartimos muchos: poner serenidad donde ahora hay crispación, y dar prioridad a lo que nos une, frente a lo que nos separa.
De nosotros depende, pero me temo que quienes pueden y deben hacerlo, no están por la labor.
Que los deseos se cumplan en el 2025, y que todos trabajemos por lograrlo.