Apenas llevamos una semana de este año 2025 y el tren ya es uno de los protagonistas en negativo de la actualidad por nuevos retrasos e incidencias, como la de los Talgo Avril, que obligó a cancelar durante una jornada varias de las conexiones de alta velocidad realizadas con este modelo recién incorporado por RENFE.
Lamentablemente, esto no es una novedad, 2024 ha estado plagado de retrasos e incidencias, sólo en el sistema de cercanías de la Comunidad de Madrid se registraron más de 1.000, entre las que destacó el cierre del túnel que une Atocha y Chamartín por el descarrilamiento de una unidad.
Euskadi no es ajena a estas incidencias y retrasos y, además, sigue un año más esperando la llegada de la alta velocidad que, en el mejor de los casos, no será antes de 2029. Es desesperante comprobar la gestión más que deficiente de todo el sistema ferroviario de este país, sobre todo al comprobar cómo, a pesar de este caos, la apuesta de los viajeros por el tren sigue aumentando cada año.
A pesar de este caos, la apuesta de los viajeros por el tren sigue aumentando cada año
En 2023 más de 653 millones de personas eligieron este medio de transporte sostenible en España, con un crecimiento del 21% respecto al año anterior. ¿Se imaginan ustedes como podrían incrementarse estas cifras con una gestión normalizada e inteligente de todo nuestro sistema ferroviario?
Creo que hay pocas dudas de que el tren está llamado a convertirse en uno de los sistemas de transporte prioritarios para cohesionar todo el territorio europeo, la apuesta de la UE es clave en este sentido y ya hemos comentado en más de una ocasión sus ventajas como el modo de desplazamiento más sostenible para medias y largas distancias.
Un viajero de tren emite solo 14 gramos de CO2 por km, uno de avión llega a 285 gramos de CO2 por km y la cifra de un usuario de un vehículo privado alcanza los 104 gramos de CO2 por km. Los datos no pueden ser más claros. ¿Por qué sigue sin hacerse una apuesta clara y decidida de las instituciones por este medio de transporte?
¿Por qué sigue sin hacerse una apuesta clara y decidida de las instituciones por este medio de transporte?
Es evidente que hay muchas cosas que cambiar en la gestión de del red ferroviaria española, que en las últimas décadas se ha volcado en la construcción de la red de alta velocidad convirtiéndolo en uno de los países del mundo con más kilómetros de este tipo de vías, pero con una penetración desigual en el territorio y con un deficiente mantenimiento de la red tradicional.
Si hay algo de lo podemos estar orgullosos en Europa es de su amplísima red ferroviaria. En España, sin llegar al nivel de los países de Centroeuropa, contamos también con una red bastante amplia pero con unos servicios que, en mi opinión, no están a la altura. Por centrarnos en los que nos afectan más directamente, las conexiones de Euskadi con Madrid siguen siendo pocas y con malos horarios y combinaciones.
Cuando ya hay una red de alta velocidad desde Burgos, la mayoría de los tiempos de conexión con las capitales vascas siguen siendo excesivos y hay pocas plazas disponibles, especialmente los fines de semana. Si lo que queremos es llegar a otras zonas del Norte como Cataluña, Aragón, Galicia o Castilla y León, las frecuencias y las unidades disponibles son todavía peores.
En las últimas décadas se ha volcado en la construcción de la red de alta velocidad convirtiéndolo en uno de los países del mundo con más kilómetros de este tipo de vías
Creo que ha llegado el momento de ponernos la pilas y adecuar la gestión a las necesidades reales y de descarbonización de nuestros desplazamientos en el siglo XXI y eso pasa por reforzar y mejorar los servicios, tanto de media y larga distancia como los de cercanías.
Precisamente, este año 2025 comienza con el traspaso de estas cercanías desde el Gobierno central al autonómico con lo que el Gobierno vasco va a contar con una oportunidad magnífica para demostrar que otra gestión es posible, mejorando los servicios que se prestan en Euskadi.
Desde la consejería que preside Susana García Chueca, ya han avanzado algunas mejoras que se van a introducir en la línea Bilbao-Orduña y, posteriormente, en el eje ferroviario de la Llanada Alavesa, que va desde Miranda hasta Alsasua. Creo que estos primeros cambios pueden ayudar a demostrar la enorme potencialidad del ferrocarril en Euskadi, cuando se le dota de un servicio de calidad, y visualizar las enormes posibilidades de conexión entre las tres capitales vascas, en el momento en que se ponga en funcionamiento la Y vasca.
Con el traspaso de estas cercanías, el Gobierno vasco va a contar con una oportunidad magnífica para demostrar que otra gestión es posible
El tren debe ser, sin duda alguna, el medio de transporte prioritario para hacer estos desplazamientos, que en la actualidad se hacen en su mayoría en vehículo privado con una carga contaminante evidente.
También hay que ir avanzando en la liberalización de los servicios de transporte por ferrocarril, como ya se ha hecho en algunos tramos de alta velocidad. RENFE no puede seguir siendo un monopolio porque eso se traduce en un servicio de peor calidad para los viajeros.
Este escenario llegará más pronto que tarde, aunque desde el Gobierno central se resistan y ya hayan dicho que, de momento, no se va a liberalizar la alta velocidad en Euskadi, alegando posibles problemas de saturación en la red.
RENFE no puede seguir siendo un monopolio porque eso se traduce en un servicio de peor calidad para los viajeros
No se puede poner puertas al campo y lo que deberían hacer los responsables de RENFE es prepararse para la llegada de esta liberalización mejorando un servicio que dista mucho de considerarse como óptimo en la actualidad.
Los ciudadanos y las ciudadanas de este país queremos coger el tren, lo demostramos cada día a pesar de un servicio deficiente. Nos merecemos unas instituciones que apuesten por su desarrollo sin reticencias ni demoras absurdas.
Está en juego no sólo la descarbonización del transporte, también nuestra competitividad como país y una mejor conexión y cohesión territorial. Ojalá que 2025 sea el punto de inflexión para llenar nuestros andenes de viajeros y liberar nuestras autopistas de vehículos que circulan con una sola persona.