![La vicepresidenta Yolanda Díaz y los secretarios generales de UGT, Pepe Álvarez, y de CCOO, Unai Sordo, tras la firma del acuerdo de reducción de la jornada laboral.](https://a1.elespanol.com/cronicavasca/2025/02/09/opinion/922917753_14091753_1024x576.jpg)
La vicepresidenta Yolanda Díaz y los secretarios generales de UGT, Pepe Álvarez, y de CCOO, Unai Sordo, tras la firma del acuerdo de reducción de la jornada laboral.
De la jornada laboral y otros indicadores
De los pros y los contras de una reducción de jornada que afecta en España a 12,5 millones de trabajadores se ha hablado hasta la saciedad, sin que las posiciones se muevan un milímetro
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Fumata blanca, o mejor dicho: gris. Por fin la vicepresidenta del Gobierno ha podido sentarse en una mesa, acompañada de la portavoz del Ejecutivo y de su compañero, aunque no siempre aliado y menos admirado, el ministro de Economía Carlos Cuerpo, para henchida de alegría y claramente satisfecha, trasladarnos que su proyecto estrella tiene luz verde. Nos referimos por supuesto, al hecho de que la reducción de la jornada laboral, haya pasado el primer filtro y pueda seguir tramitándose.
Por eso lo de la fumata gris, porque al margen de la alegría de Yolanda Díaz, y a pesar de todos los esfuerzos que está haciendo por agilizar el asunto y apuntarse cuanto antes esta medalla, la cruda realidad es que el camino no ha hecho más que empezar, y que la fiesta se le puede aguar en el Congreso, si no consigue la mayoría suficiente. Debe ser consciente la vicepresidenta, igual que lo somos el resto, de que la fortaleza de la que ahora mismo dispone el Ejecutivo en la Cámara Baja, es tan endeble, que puede pasar cualquier cosa.
El exultante anuncio ha llegado tras el acuerdo entre Yolanda Díaz y los sindicatos UGT y CCOO, y como ya se sabe, sin el beneplácito de la patronal, que ha tildado de monólogo e imposición lo que debía ser diálogo social y consenso.
Ahora toca esperar a ver cómo suena la música del Congreso y si la iniciativa finalmente es o no factible.
Detrás quedan meses de dimes y diretes sobre una cuestión que es imprescindible y de obligado cumplimiento para algunos, y levanta ampollas para otros.
España ha perdido 242.000 empleos. Un guarismo especialmente negativo si tenemos en cuenta el histórico
De los pros y los contras de una reducción de jornada que afecta en España a 12,5 millones de trabajadores se ha hablado hasta la saciedad, sin que las posiciones se muevan un milímetro. Sin embargo, se ha hablado menos o más bien nada, de otras cuestiones inherentes a ese debate como son la productividad, la necesidad de ser más competitivos, o cómo fijamos los incentivos para la atracción y fidelización del talento.
Habría sido bueno aprovechar las conversaciones para hacer una reflexión mucho más amplia sobre el mercado de trabajo en su sentido más amplio, pero seguramente, eso no interesa.
Curiosamente, paradojas que suelen darse, el anuncio del beneplácito del Gobierno para la reducción de la jornada, ha llegado en paralelo con los datos de empleo del mes de enero. Enero, seguramente también por aquello del empleo estacional que se genera en Navidad, nos deja malos, muy malos datos. España ha perdido 242.000 empleos. Un guarismo especialmente negativo si tenemos en cuenta el histórico. 242.000 empleos destruidos en un mes, es un indicador que nos debe alertar y preocupar. Y especialmente son preocupantes los empleos industriales perdidos, esos con toda seguridad, son irrecuperables.
La oportunidad que han dejado escapar, es la de un trabajo más amplio y completo donde se aborde la reducción de la jornada o el incremento del SMI
No sabemos lo que le deparará a la reforma de la jornada laboral en el camino que todavía debe recorrer antes de ponerse en marcha, si es que finalmente lo hace. Lo que si sabemos es que una vez más, hemos perdido la oportunidad de poner encima de la mesa una iniciativa consensuada entre todos los agentes sociales, lo cual sin ningún género de dudas haría mucho más sencilla su tramitación.
Y no sólo eso, la oportunidad que realmente hemos, o para afinar más, han dejado escapar, es la de un trabajo más amplio y completo donde por supuesto se aborde la reducción de la jornada o el incremento del Salario Mínimo Interprofesional, pero también otros asuntos como la productividad, el absentismo o la falta de perfiles profesiones en muchísimos sectores, por citar alguna de las cuestiones más acuciantes en este momento.
Meses de desgaste para llegar a un anuncio de reducción de jornada que finalmente no está claro si logrará vencer los siguientes obstáculos son un precio demasiado elevado cuando las urgencias son muchas más y más importantes.