Frenar el autoritarismo en o desde Euskadi
¿Qué podemos hacer desde Euskadi o en Euskadi para frenar esta ola reaccionaria?
Más del autor: ¿Guerra de facciones en el PNV?
Más del autor: Los jóvenes vascos: ni populistas ni intolerantes
La nueva ola reaccionaria ya ha alcanzado dimensiones globales y no parece que de momento vaya a echar el freno.
La victoria de Trump en EEUU ha envalentonado a los que con discursos autoritarios llenan de sus mensajes los medios de comunicación, las calles y los foros virtuales. En algunas ocasiones esa ocupación del debate público, bastante artificial, ha llegado también a las instituciones democráticas, parlamentos y ejecutivos incluidos.
El proceso de toma del poder de la extrema derecha está llegando a su punto álgido y todo parece ser consecuencia de una estrategia bien planteada y dibujada, un modus operandi que ya habíamos visto en el pasado y que parece que habíamos olvidado.
No es casual que escuchemos a muchas personas utilizar palabras clave o directamente marcos de la derecha como el concepto de WOKE
En primer lugar, la extrema derecha aprovecho los espacios no “vigilados” en muchos casos periféricos donde la institucionalidad no llegaba para, haciendo gala de una falsa libertad de expresión, extender mensajes de odio y populismo barato.
Se sirvió incluso de espacios ocupados por la izquierda alternativa y no es casual que escuchemos a muchas personas que creímos de ideología de izquierdas utilizar palabras clave o directamente marcos de la derecha como el concepto de WOKE.
Posteriormente, los autoritarios llegaron a los parlamentos. Lo hicieron aprovechando el momento de debilidad y crisis de los partidos de la centralidad política, tanto a izquierda como a derecha, como consecuencia de la crisis de 2008. La estrategia fue clara, enfangar el debate parlamentario, hacer el clima irrespirable, discursiva y dialécticamente violento, huir del mínimo entendimiento y no tener ningún límite moral.
Mientras y para proteger ese discurso, los autoritarios se armaban con ejércitos digitales para atacar, violentar y amedrentar. En ocasiones esos ejércitos digitales, y aprovechando la nueva cultura digital y de influenciadores, han tomado formalidad y han creado organizaciones juveniles, asociaciones parapoliciales y empresas de justicieros que persiguen pequeños delitos de poco impacto económico, pero que con buenas dosis del populismo han puesto en el centro del debate de la seguridad.
Y ahora han llegado al poder. La llegada de un Trump sin ningún tipo de careta, desestructurando la democracia estadounidense no es la primera, pero sí la más importante. El problema es que el escenario a corto plazo no es para nada esperanzador.
A lo largo y ancho de todo el mundo, en cada elección, los autoritarios suben en sus intenciones de voto y ahora mismo el riesgo de que controlen o influyan en la política de algunos países europeos o de la propia Unión es una realidad bastante plausible. Pero ¿Qué podemos hacer desde Euskadi o en Euskadi para frenar esta ola reaccionaria?
En Euskadi, decir que estamos a salvo de la ola reaccionaria es pura fantasía
En nuestro pequeño país no parece que la estrategia de hostigamiento y violencia dialéctica haya terminado de calar. Lo han intentado, pero las fuerzas políticas han sabido reaccionar al unísono y a tiempo. Sin embargo, decir que estamos a salvo de la ola reaccionaria es pura fantasía.
De hecho, los discursos antidemocráticos, intolerantes con minorías y la desconfianza en la propia democracia han aumentado en todas las franjas de edad entre los hombres (no tanto entre las mujeres). En Euskadi es posible que estemos en esa primera fase de ascenso del autoritarismo que antes comentaba.
En primer lugar, creo que debemos ser democráticamente radicales. Debemos promover los principios de la democracia y ampliarlos y ser contundentes en la respuesta al autoritarismo. Defendamos el pluralismo político, la protección de las minorías, hablemos de democracia multicultural, incluyamos cada vez a más sectores de población (mujeres, migrantes, jóvenes, etc.) en todos los procesos democráticos, regresemos a la función pedagógica de la comunicación política…
Pero ojo, aun así, tendremos cierto riesgo de que el autoritarismo ascienda en Euskadi. Lo hará a través de los partidos ya existentes. De hecho, en varios de los partidos vascos ya se escuchan marcos o conceptos autoritarios. No seamos autoritarios sin saberlo ya que ese es el peor de los autoritarismos, el que llega sin que nos demos cuenta.
La infiltración de los mensajes autoritarios se puede dar a derecha y a izquierda, sean nacionalistas vascos, españoles o defensores del patriotismo constitucional
Los partidos políticos deben estar atentos al interior de sus organizaciones y frenar los discursos autoritarios rápidamente. La infiltración de los mensajes autoritarios se puede dar a derecha y a izquierda, sean nacionalistas vascos, españoles o defensores del patriotismo constitucional.
Estos serían algunos pasos generales para frenar a los autoritarios dentro de Euskadi, pero creo que Euskadi puede hacer algo más, puede convertirse en una referencia.
En ocasiones soy muy crítico en términos democráticos con partidos y políticos vascos (es parte de mi radicalidad democrática), pero tengo bastante confianza en que las élites políticas vascas tiene una fuerte cultura democrática que ha incrementado en los últimos años como producto de la construcción de la convivencia.
Vivimos un momento muy importante con una reforma estatutaria en ciernes. No planteemos esta reforma únicamente en términos de soberanía, autogobierno, derechos sociales o medioambientales. Planteemos también esta reforma como una oportunidad de fortalecer la democracia y si la tenemos que confrontar con alguien que sea contra los autoritarios, estén estos en Euskadi, en España o en el mundo.