Dice Cristian Salmon, padre del strorytelling aplicado a la política, que actualmente vivimos en una época que se caracteriza por la ausencia de relato y en la cual se busca llamar la atención del votante a través de la transgresión y el caos.

El planteamiento de Salmon es certero si observamos las tendencias en comunicación política actuales. Esa transgresión y caos es utilizado por los partidos y medios de comunicación casi a diario para llamar la atención del espectador.

Pero si hay un sector político que ha impulsado, alimentado y aprovechado perfectamente esta era de confrontación, transgresión y caos es la extrema derecha. Los algoritmos le han ayudado y para muestra un botón.

En la batalla por la opinión pública, el negacionismo irá ganando terreno

En Euskadi, el negacionismo climático, aquel que duda de la existencia del cambio climático o de la influencia humana en el mismo, es mínimo. Apenas un 5% de la población tiene posturas negacionistas sobre el cambio climático. La lectura puede ser muy positiva (a pesar de la proliferación en redes sociales de posturas negacionistas, los vascos no se dejan convencer por estas afirmaciones) o podemos hacer una lectura negativa (teniendo una implantación residual de las posturas negacionistas, estas se reproducen de manera exagerada en las redes sociales). La última lectura es preocupante si conocemos un mínimo de cómo funciona la opinión pública en Europa. En la batalla por la opinión pública, el negacionismo irá ganando terreno.

En cualquier caso, la ultraderecha ha sabido jugar muy bien con los espacios comunicativos que quedaban a los márgenes y son capaces de condicionar el debate público hasta tal punto de convertir una postura minoritaria en una postura con presencia social ampliamente percibida.

Al contrario de lo que piensa Salmon, yo no creo que a esto hayamos llegado a través de una falta de relatos coherentes, y complejos. La ultraderecha saber generar marcos y relato y estudia las sociedades a las que se dirige en los aspectos más generales y también los más locales.

La ultraderecha tiene posibilidades de crecimiento en Euskadi

Con estos elementos y aunque parezca paradójico, la ultraderecha tiene posibilidades de crecimiento en Euskadi. Su marco y relato ya no es el marco de vincular a la inmigración con la delincuencia, o no solo. Ahora el relato es el del choque cultural según el cual los inmigrantes, al tener otra cultura (costumbres, idiomas, religión) son incapaces de adaptarse a nuestra sociedad.

De hecho, en una reciente campaña con carteles en Vitoria-Gasteiz, el partido ultraderechista y xenófobo, VOX, utilizaba en sus soportes frases que apelaban a eses choque cultural (Durum frente a Talo, Hiyab frente a Txapela, o Muhammad frente a Iñaki).

Evidentemente, hay una cuestión identitaria que salva a Euskadi de la llegada de VOX. El partido de Abascal sigue siendo a ojos de una parte importante de la sociedad vasca un partido vinculado al españolismo más reaccionario y autoritario y el rechazo a esa imagen seguirá siendo determinante. No obstante, eso no nos evita el surgimiento de fuerzas locales con esos mismos relatos culturales.

Pueden surgir partidos que mantengan ese mismo discurso con el fin de armar un discurso populista que satisfaga al creciente descontento social con el sistema

Tal vez VOX tenga limitadas sus posibilidades de crecimiento en Euskadi, pero sus ideas racistas y xenófobas no tanto. Pueden surgir partidos o corrientes ideológicas nuevas que mantengan ese mismo discurso del choque cultural o incluso, algunos partidos que ya existen pueden comenzar a utilizar, el idioma, la religión, la cultura como arma arrojadiza a colectivos de migrantes con el fin de armar un discurso populista que satisfaga al creciente descontento social con el sistema.

Estas narrativas, relatos y marcos aún no han emergido al debate público, pero están ahí y aún son percibidas como minoritarias o incluso como locuras, pero poco a poco van a ir calando en la sociedad vasca y emergiendo en espacios públicos.

El riesgo existe, pero también la oportunidad de evitar la proliferación de las narrativas del choque de culturas.

Uno de los elementos necesarios para sostener el relato ultraderechista es la necesidad de definir no solo al de fuera, sino también al de dentro, al propio, al nosotros. Aquí es donde ese relato debe encontrar piedra en Euskadi.

VOX y la ultraderecha de hoy en día imitan nuestra identidad a los patrones que ellos quieren para manipularnos

VOX y la ultraderecha de hoy en día definen la idea de sociedad europea como latina (lengua), cristiana (religión) y blanca (civilización histórica). Limitan nuestra identidad a los patrones que ellos quieren para manipularnos, olvidando la Revolución Francesa y sus principios, la revolución industrial y la lucha de clases derivada de ella o la lucha por la igualdad y la democracia del feminismo europeo.

La oportunidad de frenar los relatos del choque cultural está en fortalecer esos relatos y tener claro que las sociedades actuales no son solo productos culturales, sino también productos políticos e históricos que configuraron nuestros entramados institucionales y legales y que nos concedieron derechos, libertades y calidad de vida.

Si alguien cree que la religión, las etnias o el historicismo cultural nos llevaron a la democracia, siento recordarle a la Alemania de los años 30 del siglo XX, porque es allí a donde nos lleva el choque cultural de la ultraderecha.