Los sindicatos anuncian protestas y demandas contra Confebask tras fracasar las vías para un SMI vasco
En los últimos días, ha vuelto a saltar a la palestra la polémica sobre el Salario Mínimo Vasco, en esta ocasión porque el Gobierno vasco ha desestimado la Iniciativa Legislativa Popular planteada por los sindicatos ELA y LAB.
La situación reabre una vez más un debate que se inició hace unos meses, y aparece y desaparece como el Guadiana a través de diferentes impactos. Por eso conviene recordar el punto de partida. Entienden algunos sindicatos que en Euskadi el SMI nacional se queda corto, para las necesidades en esta comunidad y piden un mínimo de 1.500 euros. Es incontestable que el coste de la vida aquí, está muy por encima del de otras comunidades.
La idea recibió todo tipo de respuestas y entre ellas la de la patronal, que al ser interpelada recordó que todo lo que tiene que ver con salarios, es materia de la negociación colectiva. Efectivamente, ese es el foro en el que se habla de esos temas y ese es el foro que ha permitido que la media salarial en Euskadi sea la más alta del Estado, dato que a algunos se les olvida sistemáticamente.
Por ese y otros logros, ningunear la negociación colectiva como herramienta válida, es siendo cuidadosos, una pérdida de oportunidad.
A algunos se les olvida sistemáticamente que la media salarial en Euskadi sea la más alta del Estado
A partir de aquí se ha insistido en que la patronal Confebask tiene que sentarse para debatir el tema, se ha insistido hasta el punto de que se les ha amenazado con ir a los tribunales, si se niegan a reunirse. Sinceramente, es para nota. Una forma preciosa de negociar y de procurar consensos.
Aun así, han aceptado encontrarse en el foro elegido por los sindicatos, el CRL. Como era de esperar, no hay acuerdo. Es difícil que lo haya cuando el asunto excede la normativa vigente y de momento, la regulación del SMI no nos compete.
La patronal ha insistido en que se puede hablar de salarios, de hecho como decíamos es un tema recurrente en la negociación colectiva, pero también hay que hacerlo de otras cuestiones que afectan de lleno al mercado laboral como son: los costes laborales, la productividad o el absentismo.
Consideran además que el foro para hacerlo es la mesa de diálogo social, donde "casualmente" ELA y LAB no están, y no están porque no quieren.
De momento todo esto parece más bien un diálogo de sordos que un debate en el que se puede avanzar intentando buscar algún punto de equilibrio que desatasque un enfrentamiento que amenaza que embarrar las relaciones.
Todo esto parece más bien un diálogo de sordos que un debate en el que se puede avanzar intentando buscar algún punto de equilibrio que
Y mientras aquí hablamos de esto, en Madrid se sigue hablando de los días de baja por la pérdida de un ser querido, o del tiempo que un trabajador puede cogerse para atender a un familiar en cuidados paliativos.
Lo de aquí y lo de allí, podría encajarse en el capítulo de "medidas estrella" que tienen en común que son muy fáciles de vender a prácticamente todos los ciudadanos porque aportan beneficios muy evidentes, aunque difíciles de poner en marcha con los consensos necesarios. El otro rasgo en común es que las pagan siempre los mismos: las empresas.
Pues bien, la realidad de las empresas es tan diferente como el número de empresas que existen. No todas, más bien muy pocas, tienen esos indecentes beneficios que se les atribuyen. Sin embargo, a todas les tocaría pagar estas rondas. Y a algunas esto les supondría un prejuicio que puede llegar a poner en riesgo su continuidad.
Las empresas las siguen haciendo empresas y trabajadores. No puede darse lo uno sin lo otro. O es un binomio indisoluble, o no es. No hay buenos y malos, hay proyectos que se trabajan en común para el beneficio de todos. Sin empresas no hay empleo, sin trabajadores no hay empresas. Tal vez el día que entendamos esto ya no hagan falta medidas estrella.